Impuesto al carbono

Avatar del Inés Manzano

Hay 50 países que ya tienen impuesto al carbono, Ecuador tuvo uno sobre la contaminación vehicular, el cual fue derogado en 2019, precisamente por su mala distribución y afectación.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) propone a nivel global un impuesto a las emisiones de carbono para que la lucha contra el cambio climático tenga efectos reales. Ecuador, al recibir el apoyo económico del FMI en octubre, $ 6.500 millones, también recibió la petición de aplicar un impuesto al carbono, tarea del próximo gobierno; por lo que vale la pena analizar y anticipar el camino.

En un capítulo del informe del FMI de previsiones mundiales, el organismo dice que introducir estas tasas de manera coordinada en todo el mundo es la vía más potente y eficiente para reducir las emisiones de combustibles fósiles. Propone $ 75 por cada tonelada de CO2 y calcula que con ese nivel se podrían reducir un 35% las emisiones de CO2 de aquí a 2030; y, según el Fondo, tendría el efecto de incentivar a que empresas y consumidores redujeran su uso porque incrementaría un 14% el precio de la gasolina y un 43% el precio de la electricidad.

Ecuador, por su lado, es un país donde suceden cosas diferentes, nuestra energía es mas del 90 % limpia, de hidroeléctricas, eólica y biomasa; el aporte al cambio climático es del 0,08 %. Sin embargo, los impactos a futuro destruirían el 100 % de nuestra economía: petróleo, pesca, agricultura, otros. Y al 100 % del territorio: perfil costero continental e insular, nevados, humedales, pajonales, sequía amazónica. Y el grueso de las emisiones de carbono generadas por nosotros proviene del transporte y la deforestación; por lo que el impacto de un impuesto será a la clase trabajadora en mayor magnitud. Nos importa, más que mitigarlo, adaptarnos a los efectos del cambio climático.

Y aun así, ¿vale la pena participar en diseñar e implementar un impuesto al CO2? ¿Cómo se empieza?

Los temas claves incluyen ¿dónde aplicar o excepcionar un impuesto al carbono dentro de una economía?, ¿cómo distribuir los ingresos del impuesto al carbono?, conocer la relación entre el carbono y otros impuestos y la solidez del impuesto al carbono para las inquietudes de los interesados durante el diseño o la implementación. En este último punto, British Columbia, estado de Canadá, presenta el caso muy poco común de un impuesto al carbono neutro, sencillo y relativamente transparente que hasta ahora ha logrado evitar una dilución importante de las partes interesadas afectadas, en vigencia desde 2008, que ha ido incrementando de $10 por tonelada de carbono a $30; con una baja dependencia en la energía eléctrica a combustibles fósiles, solo 10 %, un caso parecido a Ecuador. La propuesta de Australia, que depende el 75 % de su energía del carbón, por otro lado, refleja los desafíos políticos de promulgar un impuesto en una economía intensiva en carbono, manteniendo al mismo tiempo los principios del libre mercado.

Hay 50 países que ya tienen impuesto al carbono, Ecuador tuvo uno sobre la contaminación vehicular, el cual fue derogado en 2019, precisamente por su mala distribución y afectación. En tal caso, crearlo deberá venir -entre otras cosas- con un fondo especial para proteger nuestro patrimonio natural, transferencia de tecnología eficiente, protección costera, data y emprendimientos basados en nuestros problemas ante el cambio climático.