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Sigue la danza

Avatar del Ignacio Granja

Que imperen la justicia, la honradez y la honorabilidad. Consigan que la palabra de honor no se mancille más y que el fuero no encubra a payasos y ladrones

Dolorosamente, los ilusos que hemos creído en el cambio vemos absortos que el sistema caduco, del borra y va de nuevo, sin importar los costos que vamos a pagar todos los ecuatorianos, está en plena vigencia. Van de la mano la Alcaldía de Guayaquil y el Gobierno Central.

La obra que saca a la luz las mañas del pasado, es el Puente sur o Quinto puente, no solo para Guayaquil. Se beneficia la patria toda.

Como gran cosa se anuncia licitación para propuestas, estudios y financiamiento.

Señor presidente, señora alcaldesa, en el Ministerio de Obras Públicas y Transporte, reposa o debería estar el proyecto presentado por un grupo de expertos de la ciudad de Guayaquil, que fue aprobado por los robolucionarios y que gracias a los manejos turbios de esos depredadores, se prometió, aprobó y declaró desierta la convocatoria. La razón de tal despropósito tiene nombre: regionalismo a ultranza.

Las autoridades antes mencionadas, ¿conocerán de la existencia del proyecto al que me refiero? ¿O les vale...?

No hay que hilar muy fino para pensar que arrancando de cero, toda oportunidad de obtener algo es la consecuencia lógica.

Cabe destacar que los autores del proyecto no son los constructores. A lo mejor pudieran ser los fiscalizadores de la obra. Ellos ya cobraron sus honorarios hace rato.

Justo derecho tiene un padre de hacer una fiesta con ocasión del matrimonio de su hijo. Ostentación a lo grande. La fortuna debe ser cuantiosa, pero involucrar y usar bienes del la ciudad como si fueran de su propiedad, en esta época de tanto recelo y temores por el pasado reciente, es como dicen los jóvenes: entregar papaya.

Por favor usen la razón y actúen de manera coherente con lo que se prometió en campaña. Una parte ya se ha logrado. Falta bastante para hacer de este Ecuador lo que todos deseamos.

Que imperen la justicia, la honradez y la honorabilidad. Consigan que la palabra de honor no se mancille más y que el fuero no encubra a payasos y ladrones.

Autoridades: ¡piensen!