Lo mal habido

Debe ser muy fácil establecer quiénes han sido los esquilmadores de los fondos de todos los ecuatorianos.
Un pensamiento unánime de los que no comulgamos con la Robolución, tiene que ver con el deseo de que lo mal adquirido sea devuelto a las arcas fiscales, de manera que la situación económica heredada del desgobierno de la década perdida sea atenuada de alguna manera con dichos fondos, de forma que se cubran las necesidades imperiosas del Gobierno, que está a un paso de entrar a la historia como uno de los pocos que consiguió librarse de los del Foro de Sao Paulo. Esa es mi ilusión, lo confieso.
Debe ser muy fácil establecer quiénes han sido los esquilmadores de los fondos de todos los ecuatorianos. El poder Ejecutivo, junto al Judicial, que ahora está en manos honestas, tomando en cuenta las actuaciones de dos mujeres ejemplares, podría empezar el cobro de lo robado, cualquiera que haya sido la forma de perpetrarlo (comisión, coima, cohecho, concusión). Un excomunicador, como se dice, se la está llevando de alivio y con él, numerosos más. Deben caer no solo los peces gordos. Si sumamos los montos acumulados de mala manera, suman algunos miles de millones de dólares, que buena falta hacen ahora, sobre todo en la educación del pueblo, para que deje de ser presa del populismo y las tendencias que aprovechan la ignorancia de sus víctimas. No más camisetas o bonos de la indignidad.
Si la idea es conseguir un voto, deben llegar al cerebro de sus posibles víctimas, no a su tubo digestivo. De esa manera los aspirantes a cargos políticos deberían ser medianamente instruidos. No hacen falta PhD ni maestrías. Solo honorabilidad y sentido común. Afán verdadero de servir a la patria toda; por supuesto, que no se queden en intenciones solamente.
Aunque sea de manera metafórica se debe dialogar con el pueblo ecuatoriano y no solamente con una minoría que no permite el progreso del Ecuador y está de acuerdo con el contrabando de los combustibles, exigiendo los subsidios. ¡Ironías de la democracia! Debe haber más de una solución para este vergonzoso tema. No pueden dictar normas hasta de economía y chantajear con las amenazas de movilizaciones.