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Llegó el circo

Avatar del Ignacio Granja

Todo sigue igual. Los cambios son promesas de campaña y nada más. Los ciudadanos debemos esperar sentados, aunque sabemos que no los veremos

Así es y sin estar alguna fiesta próxima. Al más puro estilo populista, ese que quiere tanto a los pobres que los multiplica, comienzan a brotar absurdos disfrazados de proyectos de ley, como este que propone que el Estado proporcione insumos de higiene íntima para los días que se acompañan de la menstruación. ¿Qué pensará el fundador del partido al que pertenece la proponente? Seguro, la idea no está incluida en su enciclopedia.

Insisto otra vez. Mientras siga vigente el mamotreto de Montecristi veremos absurdos paridos, con mala fe incluida.

Se trata de colocar rocas en el camino que debe recorrer el gobierno electo, llamado a parchar los huecos dejados por el prófugo y así salvar de un naufragio gravísimo a la embarcación bautizada en 1830 como Ecuador.

Con la misma intención de divertimento circulan fotos de la señora alcaldesa, mejor vestida, blandiendo una espada en una ceremonia, otrora privada, donde sus integrantes pertenecen a una logia que para mí es muy respetada, ya que mi abuelo formó parte de ella. Fue un hombre ejemplar y bueno. Originó la familia de la que me siento orgulloso.

El Templo debe estar en refacción, presumo, y se escogió el Salón de la Ciudad para tal acto. Seguro que el Supremo Hacedor del Universo no fue consultado. Ahí no podían entrar los juglares con cámaras. El acto hubiera tenido una verdadera unción. Se iniciaba una figura pública que se allanaba a su rango dentro de la masonería y posiblemente tendría que cambiar hasta su manera de actuar.

Los malos ejemplos son muy imitados a todo nivel. Cualquier obra que se realice en la ciudad tiene que ser anunciada de la manera más diversa y esta acción encarece los costos, sin duda alguna. Para remate, si de calles se trata, la obra se la realiza en las horas de más tráfico, causando congestionamientos innecesarios. Es otra manera de llamar la atención. Nadie más lo haría. El sistema usado es arcaico y demagógico. Las malas costumbres no se olvidan.

Todo sigue igual. Los cambios son promesas de campaña y nada más. Los ciudadanos debemos esperar sentados, aunque sabemos que no los veremos.