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Buena fe

Avatar del Ignacio Granja

Los políticos de turno no se detienen a pensar que sin país que esquilmar, se les acaba la mamadera y de manera irremediable tendrán que trabajar

Expresión usada en cualquier parte del mundo civilizado, con la que sustentamos cada una de nuestras acciones. De una manera abusiva nos escudamos en la expresión y seguimos por la vida muy campantes, considerando poco el daño ocasionado.

Sin pretender justificar lo dicho, cuando se trata de una autoridad elegida se torna más grave ya que involucra engaño a quien creyó las promesas de campaña. Ya siendo gobierno, en el caso puntual, ven que no cumplirlas es lógico, pues económicamente es imposible. No hay dinero. Se lo robaron. Así de sencillo.

No se entiende el engaño, pero de buena fe, se tiene que aceptar nuestra dolorosa realidad. Desde afuera del ring o en las graderías del estadio, todo es fácil y mucho más si nos dedicamos a lanzar recetas que en la práctica no son viables. Puede ser que se actúe de buena fe, pero se socava a un gobierno democráticamente electo.

Anuncios sobran. Varios ejemplos existen, generan expectativa ciudadana. Uno es el que viene haciendo la prefecta sobre el dragado del río Guayas. El estribillo es Va porque va. La ciudadanía se pregunta y me incluyo, ¿cuándo es que se inicia la obra que se torna prioritaria?

Otro ejemplo es el del quinto puente, mal dicho para Guayaquil. Es para el Ecuador. ¿Promesas o engaños?

Una vez más, abusando de la buena fe de la ATM, si es que la tiene, le pregunto ¿qué esperan para cambiar los anuncios que indican el tiempo de recorrido a determinado lugar en la ciudad? Piensen que lo que pronostican es absurdo. Lo lógico es distancia en kilómetros.

Eso sí, lo que propuso el prófugo o lo que dice ahora el del poncho rojo, no tiene nada de buena fe. Todo es para la destrucción de nuestro Ecuador, por siempre y para siempre: DEMOCRÁTICO. Los del foro pestífero no han obrado nunca de buena fe, pues en su sano juicio nadie desea la destrucción de un país, sabiendo que se aniquila a seres humanos que por ignorantes creen en sus mandatos.

Los políticos de turno no se detienen a pensar que sin país que esquilmar, se les acaba la mamadera y de manera irremediable tendrán que trabajar.

En resumen, de buena fe, no se destruye nada.