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Uno menos

Avatar del Ignacio Granja

Un país pequeño le dijo NO al remedo de socialismo, repartidor de miseria

La verdad sea dicha, la prensa escrita del domingo 12 nos trajo la tranquilizadora noticia de la muerte de un ser que casi acaba con el Perú, sembrando terror y muerte en todo ese territorio, focalizado más en su capital.

Se salvaron por el accionar del presidente Alberto Fujimori, a quien le pagaron de una manera injusta. Se impuso la sinrazón. Prevalecieron las ideas del respeto a la vida de delincuentes, matizado el asunto por el accionar de Montesinos, su hombre fuerte.

El tiempo ha pasado y el destino los premió con el hombre del sombrero, intoxicado de izmierda, seguidor fiel de las ideas mariateguistas, pensando en la distribución de las tierras entre los andinos marxistas.

Se arrepentirán más temprano que tarde y ojalá no se contamine la región.

En nuestro Ecuador, la mayoría de la gente de bien quisiéramos ver la noticia de la captura del prófugo y sus secuaces, con el dinero robado por supuesto. Saberlos muertos es pedir demasiado, nuestro anhelo no llega a tanto, aunque a lo mejor, quién sabe…

Dice el refrán que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero en la América hay ejemplos de resistencia muy grande. Me refiero a Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Argentina. Una lástima por esos pueblos. No tienen quién los proteja. ¿Creerán a lo mejor en el Chapulín Colorado?

La justicia en el Ecuador sigue en manos de los robolucionarios. El accionar diario de ella me hace pensar que está tan venida a menos, que sentenciados, delincuentes mafiosos, funcionarios de alto rango corruptos, juegan con ella de una manera insolente. Ofenden con su accionar hasta a los mediocres creyentes en el mamotreto de Montecristi, causante de todo lo malo que le pasa al país, pero el elegido como salvador parece no darse cuenta.

En el circo hay temor de una consulta al pueblo. Conservo la esperanza de que lo que se va a preguntar sea claro y preciso. No debería haber chance a dubitaciones o interpretaciones antojadizas que pondrían a tambalear el logro de hace poco tiempo y que es ejemplo para todo el mundo.

Un país pequeño le dijo NO al remedo de socialismo, repartidor de miseria.