Lamentablemente, no aprendemos. Meses atrás titulé mi artículo ¿Regresarán los setenta? Me referí al proceso inflacionario mundial en esa década. El dólar se devaluó, las monedas empezaron a flotar, la OPEP surgió y aumentó el precio del petróleo a nivel sin precedente. Desde entonces el precio varió acorde a la ley de oferta y demanda. La tasa de interés se disparó por la decisión del FED (Banco Central de EE. UU.) para causar recesión controlada y acabar la inflación. Hoy se discute en ese país si debe provocarse.

En Ecuador para obtener un préstamo en dólares se pagó hasta 20 %, que incluía comisión bancaria, y en préstamos directos hasta 16 %. En nuestro país hubo severa crisis económica a partir de 1982, se inició imparable devaluación del dólar; de dos dígitos pasó a tres y para la dolarización se fijó a 25.000 sucres en enero de 2001.

Hoy el mundo vive episodios parecidos. Los gobiernos han inyectado enorme cantidad de dinero a las economías, por diferentes causas, la pandemia la más reciente, ocasionando presión en el valor de los bienes y servicios. El alza se ha acelerado por la invasión de Rusia a Ucrania, dos grandes productores de alimentos básicos, como trigo. Sorprende que las grandes economías hayan ignorado su dependencia alimentaria en dos naciones, o Alemania, la economía más importante de Europa, que depende más de 50 % de gas y 33 % de petróleo de Rusia, país históricamente autocrático y poco confiable.

El incremento en la tasa de inflación ya está presente en Ecuador y han comenzado las protestas de productores y consumidores; unos demandan aumentos y otros disminución de precios. La especulación se ha hecho presente.

La pandemia en China ha hecho más costosa la cadena de abastecimiento a nivel mundial. El gobierno de ese país por su política de cero COVID-19 tiene confinados a 100 millones de personas en más de 20 ciudades; hay serias restricciones. Muchas empresas están paralizadas. Se estima haber 500 barcos contenedores en Shangai; son 20 % de los del mundo. No pueden descargarlos.

Frente a tan grande incertidumbre los índices de bolsas de valores han colapsado.