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América Latina no encuentra su norte

Avatar del Guillermo Arosemena

"... hoy es un cáncer metastásico, está en todos los sectores..."

Vivimos en un continente, con muchos récords de los que deberíamos estar avergonzados: corrupción, narcotráfico, contrabando, inflación, moneda sin valor, etc. Los tenemos por siglos y somos incapaces de terminarlos.

Nuestro progreso económico ha sido muy lento comparado con otros continentes. En cada centuria se presenta la oportunidad de ser una región próspera con desarrollo humano digno de imitarse, pero no se materializa.

En los primeros siglos de la colonia, nuestra renta per cápita fue superior a la de las inglesas en Norteamérica. En el camino nos empataron, luego fueron superándonos. Se repitió con algunos países asiáticos. Hasta los cincuenta del siglo XX, la de nuestra región era muy superior, nos igualaron y cada década se alejan más.

En Ecuador, buscando estabilidad monetaria tuvimos el peso y el sucre, causaron graves problemas a la economía. El contrabando y corrupción se convirtieron en forma de vida; hoy es un cáncer metastásico, está en todos los sectores de la sociedad ecuatoriana.

Nos independizamos para tener una mejor vida, más libertades y oportunidades, pero siguen difíciles de alcanzar. Entre 1830 y 1996 tuvimos revoluciones, golpes de Estado, guerras fronterizas y militarismo que se impuso en la vida política. No faltaron dictadores.

En el XIX perdimos la oportunidad de salir de la pobreza; en los siguientes 100 años los ecuatorianos actuaron para mantenerla; nació el populismo y surgieron los redentores con ofertas inalcanzables a un pueblo fácil de convencer.

Así entramos al siglo XXI, y más de lo mismo. Hoy el futuro es incierto. Lo que sucede en Ecuador es similar a lo que ocurre en el resto de la región.

Es vergonzoso para América Latina tener presidentes presos o fugados, lo mismo sucede con legisladores. Muchos tienen cuentas con la justicia; en Ecuador hemos perdido la ética y la moral, en este entorno corrupto nuestra juventud crece en un mundo sin valores donde todo vale.

¿Qué mensajes damos al exterior? No comprendemos que somos muy poco importantes en el mundo, seguiremos siendo, e insistimos en culpar a otros de nuestra incompetencia.