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Vacunación: privilegiados, colados y el resto

"Todos quieren inocularse, menos los que, clientelarmente, el Gobierno designó, e incumplió, como los primeros a vacunarse"

Parecería que la actual pandemia de coronavirus ha arrasado y trastocado a instituciones como a los intersticios societarios ecuatorianos, añorando, como decía Jorge Manrique en su copla, “que cualquier tiempo pasado fue mejor”. Posiblemente esto no sea verdad porque nos falta estudiar cuáles han sido los comportamientos sociales en las “pestes” o epidemias que se produjeron históricamente en nuestro país, hay poca investigación al respecto. Pero sí podemos opinar y evaluar lo que sucedió con la pandemia del SARS-CoV-2 y su enfermedad la COVID-19 en este largo, penoso y espantoso primer año, no solo por los infectados curados y muertos que ha dejado, sino también por las secuelas económico, sociales, institucionales y ético-morales que está causando. 

Según las cifras oficiales, que no son reales ni confiables, Ecuador registra 312 mil contagiados y 16.451 decesos por COVID-19; para nosotros el subregistro es muy elevado, pensamos que posiblemente más de un tercio de la población ha sido contagiada, la cual se atendió en sus hogares con una mezcla de medicina tradicional y productos farmacéuticos, y produjo más de 60 mil muertos. 

Ahora, la panacea son las vacunas, pero estas que recién debutan en el país ya son motivo de escándalos y un “vacunagate circus”, conllevando denuncias de privilegiados, o VIP - colaboradores y amigos del Gobierno- y de colados -como el caso de medio millar de hipócritas filántropos del Rotary Club-. Todos quieren inocularse, menos los que, clientelarmente, el Gobierno designó, e incumplió, como los primeros a vacunarse: el personal de primera fila en la atención por la pandemia y sus restricciones, adultos mayores, sectores vulnerables, etc. 

El presidente señaló, recientemente, que “no hay un plan de vacunación, salvo en la cabeza del exministro Zevallos” (que dimisionó y huyó a Miami), lo cual complica la situación institucional-sanitaria al destacar la irresponsabilidad gubernamental y la incapacidad manifiesta del MSP. Ya que el plan de vacunación debe ser masivo y equitativo para enfrentar las desigualdades y fortalecer la cooperación, para alcanzar pronto una inmunización comunitaria.