Gaitán Villavicencio | Presidente viajero e incertidumbre
La desorientación presidencial también se siente en el bloque legislativo oficial
Un mes después de la apabullante derrota del 16N que la ciudadanía infligió al presidente Noboa y al gobierno de ADN (por el No 58,66 % y el Sí 41,19 %), a la fecha ninguno de los dos logra dar pie con bola, continúan desorientados en su gestión. El presidente sigue viajando desde el 18 de noviembre, sin dar la cara al pueblo ni asumir las consecuencias políticas del aplastante resultado. Debemos recordar que en dos años de mandato gubernamental ha realizado 29 viajes internacionales, oficiales y particulares, 1,2 viajes por mes. Solo habría informado los detalles en el 11 % de ellos, el resto fueron declarados “reservados” por motivo de seguridad nacional, de acuerdo al relato instaurado por su maestro Donald Trump y por su oligarca subestimación al pueblo ecuatoriano. Y gracias a la Sra. Sommerfeld y a Julio Neira que, por ejemplo, en un mismo día cambiaron un viaje de reservado a particular por las críticas de los medios de comunicación y redes sociales.
¿Cuál es la evaluación institucional y política de esta diplomacia presidencial viajera, qué beneficios reales ha traído para el país, cuáles son las propuestas viables de inversión y/o de cooperación? Muy poco se sabe. Hasta ahora el gobierno del Nuevo -pero envejecido precozmente - Ecuador ha actuado con gran opacidad. Recordemos que esta incomunicación entre mandante y mandatarios produce un tufillo pestilente que, generalmente, huele a corrupción y hace que el Gobierno no piense en la gente, aumentando las indefiniciones políticas e institucionales para los próximos tres años y medio que todavía tiene de mandato.
La desorientación presidencial también se siente en el bloque legislativo oficial, que propone desde la presidencia de la AN reducir el tiempo de duración de la ley seca en los procesos electorales; mientras que el bloque plantea modificar la situación constitucional de las PPL como grupo vulnerable dependiente de la tutela del Estado, ya con resolución de la CC. Lo que significa que el Gobierno y sus actores no muestran signos ni voluntad de cambio después de la derrota del 16N, aumentando la incertidumbre colectiva. La ciudadanía tiene otras prioridades y urgencias reales.