Carta a los trabajadores

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Trabajadores ecuatorianos, el coronavirus pone de manifiesto, una vez más, las múltiples crisis existentes en nuestro país.

Un tanto tardíamente aparecerá, por la celebración del Día del Trabajo en el actual contexto del país y a nivel mundial, impactados por la propagación y contagio exponencial por la pandemia de coronavirus y su implacable y letal enfermedad COVID 19, que ya afecta a todas las provincias, pero cuyo epicentro está en Guayaquil y Guayas, que según las pocos confiables estadísticas oficiales concentran alrededor del 70 % de casos probados. 

Trabajadores ecuatorianos, el coronavirus pone de manifiesto, una vez más, las múltiples crisis existentes en nuestro país: económica, sanitaria, social, ética y ambiental, herencias del nacional-populismo correísta y del continuista derechismo-neoliberal del morenismo, que las ha agudizado con su débil y desprestigiada gestión gubernamental. La pandemia ha provocado en Ecuador la inviabilidad y derrumbe del modelo económico a nivel nacional; y a nivel local presenta la incapacidad del modelo “exitoso” de gestión empresarial de las élites ante su manifiesta inoperancia e ineficiencia para enfrentar sus consecuencias en Guayaquil. En este incierto y oscuro escenario se debe asumir como tareas: priorizar la lucha contra la pandemia sobre cualquier otro tema, la negociación del no pago de deuda externa durante 2 años mínimo, la defensa y blindaje del IESS-Biess, evitar la precarización laboral y desempleo, asegurar una canasta básica para informales y pobres; la democratización del capital; y que los costos de la reactivación poscoronavirus no recaigan sobre trabajadores y clases medias. 

Queremos saludar y recordar a los trabajadores “que están en la primera línea” en la sacrificada lucha contra la pandemia, a los que conforman el sector salud, estatal y privado; y a los que permiten que todo funcione en este confinamiento obligatorio y necesario. 

Ustedes son nuestros salvadores, pues permiten que se preserve la vida y ayudan a que esta continúe. Para todos, abrazos de tinta y cálidos codazos. Finalmente, este 1 de Mayo hemos estado separados físicamente pero muy cerca, como nunca antes, porque estamos convencidos de que sí es posible un Ecuador mejor y para todos.