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Gabriela Panchana: Auge y caída de las falsas expectativas

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Y desde hace siete días, cada vez que la ciudadanía paga más, recuerda que la inseguridad persiste

A una sociedad inmadura como la nuestra, le gusta comprar ofertas de campaña imposibles de cumplir, especialmente cuando quien las ofrece es alguien nuevo, que todavía no le ha fallado a su electorado. Pensándolo mejor, lo absurdo es que los políticos farsantes, los grandes culpables de los males que nos consumen, sigan teniendo votos. Desde ya debemos trabajar para que eso cambie en las elecciones del próximo año si queremos que el trabajo de la fiscal general sirva para algo.

Pero hoy hablemos del grave error de generar falsas expectativas.

Ya sea durante la campaña electoral o en la comunicación gubernamental, los políticos a menudo caen en la tentación de vender promesas grandilocuentes, soluciones simplistas a problemas complejos, y en la exageración de sus logros momentáneos. Son tácticas que suenan atractivas en el corto plazo, pero que generan decepción y desilusión cuando no se sostienen en el tiempo.

Me parece que el gobierno del presidente Daniel Noboa ha caído en este error común; ha utilizado la propaganda constante y el ‘shock’ de los primeros 60 días de la fuerza pública en el conflicto armado para crear la ilusión de que el nuevo gobierno había encontrado la fórmula mágica para que recuperemos la paz.

¡Qué tontos e incapaces habían sido todos los demás gobernantes! Era cuestión de no ser ‘anti’, pactar con RC y PSC, entregarles la conducción de la Asamblea Nacional a cambio de que le aprueben leyes económicas superficiales; declarar que estábamos en guerra para que todo el país se uniera alrededor de ese concepto y consintiera hasta que suban el IVA, y con ello todo lo demás.

Tres meses después del Decreto 111 (el de la guerra), las muertes violentas, los secuestros, las extorsiones han recrudecido. Y desde hace siete días, cada vez que la ciudadanía paga más, recuerda que la inseguridad persiste, que hay una metástasis narco-política-judicial, y que no era tan simple como dijo el presidente-candidato, que en pocas semanas ha bajado de 81 a 57 puntos de aprobación, según el estudio de opinión realizado por la empresa peruana Imasen, entre el 16 y el 19 de marzo de este año, a 1.500 personas.