Liquidez y crédito público

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'Como contraparte, el gobierno deberá presentar propuestas de reorganización de la hacienda pública y devolución de la liquidez de los depósitos al Banco Central’.

El problema central de la economía ecuatoriana es la falta de liquidez. Es el producto de la crisis fiscal anterior a la pandemia, del cierre de los mercados a las exportaciones, y, a partir de mediados de marzo, de la paralización forzosa de la economía.

La cadena de pagos está severamente debilitada, el intercambio de comercio y producción en crisis, y la gente en shock de dolor, expectativas y ansiedad. Mantener la liquidez en dolarización, cuando no se dispone de moneda propia, demanda disciplina fiscal y crecimiento sustentable. ¿Cómo se obtiene liquidez? En las circunstancias presentes de la economía ecuatoriana y global, la respuesta es: mediante el manejo apto del crédito público.

Dejando de lado la discusión del pago del capital en los bonos de la serie 2020, y asumiendo que el ministro Martínez logra negociar satisfactoriamente un crédito de $2,000 millones, cuya procedencia, términos y condiciones ignoramos, habrá un efecto positivo sobre la liquidez. Sin embargo de ello, la estrategia integral deberá apalancarse con el apoyo del Fondo Monetario, ya comprometido, para ampliar substancialmente la facilidad crediticia, pero esta vez favoreciendo el crecimiento a expensas del tinte fiscalista del Acuerdo vigente.

La intervención amigable de los principales socios del FMI será, además, crucial para enfrentar la reestructuración de los bonos, invocando el desastre planetario que ha llevado al mismo Fondo a patrocinar una reestructuración integral de la deuda argentina que, como la nuestra, es impagable en las condiciones actuales, y que incluye “quita” (reducción en el valor) de los bonos, como también se dio con Grecia en 2012 y 2014. El objetivo estratégico es el de ampliar los plazos a 15 y 25 años, formulando opciones de bonos cupón cero con otros con cupón, pero bajando las tasas de interés a niveles compatibles con los de la región. La tarea más compleja será la de desenredar los “swaps” de oro, los encajes con bonos y el petróleo que Correa y Moreno, en su desaforado apetito por crédito a cualquier costo, acordaron, renunciando a la garantía soberana de la República. El principio guía de la estrategia global es conseguir un valor presente substancialmente menor al actual en el servicio de la deuda.

Paralelamente, los créditos bilaterales deberán ser reestructurados en el Club de París, al igual que los otorgados por China, primando la insistencia que se tornen en créditos blandos respaldados con garantía soberana. Finalmente, el BM y el BID deben ampliar sus facilidades crediticias en apoyo a los programas sociales y de inversión pública y privada.

Como contraparte, el gobierno deberá presentar propuestas de reorganización de la hacienda pública y devolución de la liquidez de los depósitos al Banco Central. Es el momento de terminar el oneroso y socialmente impresentable esquema de comercialización de los combustibles, enfocando los recursos de los ecuatorianos hacia las medidas de remediación social requeridas para un crecimiento ético, robusto y sustentable. La economía tiene resiliencia y capacidad de rebote. Los efectos de recuperación pueden empezar a sentirse en este mismo año si se tiene sentido de oportunidad y la visión requeridas.