Premium

El arte de lo posible

Avatar del Francisco Swett

"La contraposición al pesimismo, la han dado Jaime Nebot y Guillermo Lasso, quienes tomaron la decisión de unificar sus fuerzas... y han dado un golpe de timón con caracteres históricos".

Rememorando la frase de Santo Tomás de Aquino al definir la política, ha llegado el momento de preguntar: ¿Es otro Ecuador posible? La respuesta corta es sí, pero requiere cambios más radicales que los que Correa nos embutió, y así borrar toda traza del siglo XXI. Donde se atentó contra la libertad, que se la restaure como principio constitucional que prime en todas y cada una de sus normas.

Para que los principios orgánicos y doctrinarios no sean simples enunciados, deberán constituir las estructuras de un Estado que destierre el centralismo, desbarate el institucionalismo absurdo que lo complementa y forme las bases de un nuevo pacto político nacional.

Se reinaugurará la honestidad como norma y no como excepción en la conducta pública y privada; la eficiencia será objetivo y la competitividad será adoptada como norma para poder competir una canasta ampliada de bienes, productos y servicios originados en nuestra inteligencia humana y en el aprovechamiento de nuestro inmenso potencial marítimo, agrícola y del campo.

Es una Nueva República. No es un retorno al pasado pretérito de historia variopinta y con su propia carga de bemoles. Es construir, con concurso intergeneracional, una sociedad moderna, de oportunidades, cuyos habitantes están integrados al mundo. Una sociedad de excelencia educativa, que privilegie la investigación aplicada en los niveles superiores y, a través de una vinculación efectiva, privilegie la creatividad y genere nuevas ideas de organización para atender las necesidades básicas, teniendo como objetivo la incorporación de la mayor cantidad de ecuatorianos a una fuerza laboral que no persiga el inmobismo como objetivo, sino que, antes bien, se preocupe de que sus ingresos aumenten por la calidad, cantidad y variedad que un mercado laboral que fluye, le ofrezca.

El sendero de la libertad y la prosperidad no es un camino culebrero de improvisación. Tampoco es rígido. El crecimiento ético tiene postes y marcadores que deben ser observados: el ahorro interno y externo como sustento de la inversión; la inversión como creadora de empleos; los trabajos que remuneran y fortalecen el consumo; y los excedentes de las ventas que alimentan el ahorro. Es un círculo virtuoso que con urgencia requiere de un régimen previsional que reemplace al actual que está fallido. La Seguridad Social es, a la vez, la red de protección social que una sociedad civilizada le extiende a sus miembros y el medio de ahorro colectivo de largo plazo más poderoso que existe. Sin entrar en detalles de organización, su presencia es requerida para armar los mercados de capital que reemplacen la vetusta estructura financiera del país.

La vigencia de un nuevo Pacto Social requiere de decisiones que se originan en la sociedad civil. Enfrentamos las disyuntivas de seguir vegetando, de experimentar con propuestas deschavetadas y torpes, o de ser nuevamente hechizados por la lírica del populismo. En buena hora, la contraposición al pesimismo, la han dado Jaime Nebot y Guillermo Lasso, quienes junto con Cristina Reyes y otros notables miembros de sus organizaciones políticas, tomaron la decisión de unificar sus fuerzas con lo que, más allá de las especulaciones que hayan surgido, han dado un golpe de timón con caracteres históricos. Es una alianza de afines a la cual podrán unirse otras fuerzas políticas notables. Será entonces causa para que quienes amamos la libertad, respetamos el imperio de la ley, aspiramos a que se fortalezca la democracia y perseveramos en el convencimiento que la única forma de organización económica que funciona es la economía de mercado, podamos exclamar: ¡Sí se pudo! Luego vendrá la tarea de construir lo que las ideas crearon, con triunfos y derrotas, como todo lo humano, pero sustentando la esperanza colectiva de mejores días.