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Francisco Rosales Ramos: Ecuador petrolero

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El crecimiento de la producción petrolera se mantuvo hasta 2016, año en que llegó a 525.000 b/d

Hace 53 años se inició la exportación de crudo. Los trabajos de exploración, explotación, construcción del oleoducto transandino llevados a cabo por el consorcio Texaco-Gulf desde los años sesenta, culminaron con la primera exportación en agosto de 1972. La exportación de crudo en ese año fue de 63.000 b/d. a un precio de $2,80 por barril. En 1973 fue de 208.000 b/d a un precio de $4,70 por barril.

Este hecho transformó al país pues obtuvo unos ingresos fiscales sin precedentes, así como un cambio radical en las balanzas comercial y de pagos. Los nuevos recursos se dedicaron principalmente a proyectos de infraestructura, especialmente electrificación, regadío, carreteras, y caminos vecinales. También fue posible robustecer y modernizar las Fuerzas Armadas, lo que hizo posible la victoria militar del Cenepa en 1995 y el arreglo del diferendo limítrofe con el Perú. El producto interno bruto por habitante casi se duplicó en la década de los setenta.

El crecimiento de la producción petrolera se mantuvo hasta 2016, año en que llegó a 525.000 b/d, pero el prejuicio ideológico contrario a la inversión extranjera y los conflictos que se crearon con las empresas petroleras privadas impidieron alcanzar una producción de 1 millón de barriles diarios y el aumento de las reservas. En 2024 la producción diaria apenas llegó a 475.000 barriles con una tendencia decreciente. Sus causas principales: falta de inversión de la empresa estatal y conflictos y retiro de empresas petroleras internacionales.

Es indispensable, entonces, un cambio radical de la política petrolera para atraer empresas de primer orden que dispongan del músculo financiero y la nueva tecnología necesarias para incrementar las reservas y una explotación más eficiente de los campos. Así se podrá llegar a 1 millón de barriles diarios. Petroecuador no cuenta con los recursos que demanda la actividad, ni la tecnología de punta que se utiliza en la actualidad. Además, la enorme burocracia y reiterados casos de corrupción la descalifican como sujeto de financiamiento internacional.