Columnas

Viruciones

Tiempos como los actuales nos exigen recuperar la filantropía, entendida en sus mejores acepciones’.

Si se me permite el neologismo, describo como “viruciones” a las variaciones sobre un mismo virus, en el presente caso: uno que tiene corona, y requiere ser destronado pronto.

1.- ¿Lo hará la cloroquina? Todo está todavía en periodo de prueba. Pensar con el deseo ayuda como estímulo de la voluntad de acabar con la peste pero, es peligroso hacer del deseo realidad, y actuar como si todo estuviese ya superado.

2.- Señalar que lo peor está por venir no es manifestación de pesimismo, es reflexionar en acuerdo con la epidemiología, y lo que se conoce del comportamiento del virus en otros países.

3.- Prepararse para asumirlo sin miedo es lo mejor que puede hacerse. Tener camas disponibles, equipamiento, vestuario adecuado para la protección del personal de salud, etcétera, etcétera, es la mejor actitud. Por supuesto, ello requiere dinero, y la crisis obliga a priorizar el gasto público.

4.- Economistas y otros profesionales ya han sugerido medidas que deberían ponerse en práctica. Valdría la pena debatir sobre ellas y asumir las que se estimen más convenientes al interés del pueblo ecuatoriano. Pareciera que lo más sensato sería renegociar deuda externa obteniendo mejores condiciones y plazos, y hacerlo sin perder la cooperación de los organismos monetarios internacionales. En cualquier caso, con nuestro actual nivel de riesgo país no cabe aceptar el argumento de que la medida propuesta no eleva.

5.- Actuar evidenciando virulencia no es lo más aconsejable. Intentar obtener beneficios políticos de la crisis que afecta al mundo, tampoco.

6.- Sé bien que en muchas situaciones como las comentadas prima la emoción sobre la razón. Sin intentar perderla frente al dolor y la muerte, hay que hacer predominar al heroísmo sobre el miedo; a la solidaridad frente al egoísmo.

Sé que lo propuesto no es fácil. El miedo y el egoísmo sacan a flote los peores defectos humanos, pero sé igualmente, que el heroísmo y la solidaridad son virtudes que han hecho que a ciudades como Guayaquil se las pueda denominar “ciudad con destino de ave Fénix”.