El valiente Juan Guaidó

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Al pueblo de Venezuela hay que darle una pronta salida democrática.

No cabe duda. Juan Guaidó se juega la vida en su enfrentamiento con la dictadura venezolana. Nada fácil tiene el desempeño de su rol como presidente interino, reconocido por “más de cincuenta países”, como dicen los periodistas de la televisión internacional con dolorosa imprecisión, pero sin ninguna capacidad de mando real en la sufrida Venezuela, donde Maduro hace lo que le viene en gana con el apoyo de las Fuerzas Armadas Bolivarianas.

Así, mientras todavía algunos países no entienden lo que sucede en Venezuela, ni tampoco lo que ocurre en América Latina, y continúan apoyando una dictadura corrupta, de la cual algunos de los dirigentes de esos gobiernos han lucrado, Guaidó intenta, a media asta, continuar ejerciendo como legítimo presidente de la Asamblea Legislativa, último reducto de expresión de la voluntad popular en la extinta democracia venezolana.

Por suerte el Ecuador superó esa postura aberrante de quienes por un supuesto sentimiento antiimperialista, o por aparecer como tales, le hacen el juego a una clásica dictadura caribeña, con todos los elementos de pérdida de las libertades, corrupción y atropellos a los derechos humanos que las caracterizan.

Entre tanto, la crítica situación que vive la mayoría de la población venezolana, la que eligió el éxodo y la que aún permanece en ese territorio, debería conmover la sensibilidad de quienes miran desde afuera adoptando posturas que no consideran esos hechos cuando asumen sus altamente ideologizadas y obsoletas posiciones. 

Bastaría observar de qué lado están los estudiantes para definir actitudes frente a una dictadura que deja ver su condición de tal en múltiples manifestaciones y que bajo ninguna razón debería contar con el apoyo de países que aparentemente comparten ideales democráticos.

Ojalá pronto, superando prejuicios, el continente tome como un todo una clara decisión para incidir de manera que logre resultados en la recuperación de una robusta democracia en Venezuela, para honra de la memoria del Libertador Simón Bolívar, ahora secuestrada por quienes a su nombre pero sin su grandeza, la han ocupado.