Columnas

A tres meses de un nuevo gobierno

"Vale la pena ir pensando en las tareas que el nuevo gobierno tiene que asumir desde sus primeros días de ejercicio"

Si nada altera el calendario electoral, en tres meses tendremos un nuevo gobierno surgido de la voluntad popular libremente expresada, ojalá, en las urnas.

¿Cuáles deberían ser sus prioridades?

Sin duda, la primera: atender la pandemia causada por el coronavirus y sus mutaciones.

Sus efectos en todo el planeta y particularmente en los países como el Ecuador han sido devastadores. Y pueden seguirlo siendo si continuamos descuidados.

Atender la pandemia va más allá de únicamente acciones médicas. Por supuesto, estas son las principales: hay que continuar educando en las medidas de bioseguridad; incrementar camas hospitalarias y áreas de cuidados intensivos; capacitar personal; realizar más pruebas diagnósticas; definir zonas de mayor contagio y averiguar por qué; hay que vacunar masivamente manteniendo criterios de prioridad en la aplicación de las vacunas... Pero, también hay que crear programas de asistencia alimentaria para la gente que se gana el pan día a día; si se la confina empieza a morirse de hambre, sin metáfora, y recurre a cualquier medio para conseguir pan en su mesa. Hay que crear una canasta básica con productos ecuatorianos de uso generalizado y con el suficiente poder nutricional, de modo que no se pierda capacidad de resistir las infecciones.

Acá en la costa, además de la pandemia hay que controlar el dengue y eso significa eliminación de criaderos de mosquitos transmisores; la población puede jugar un buen rol en que así suceda.

En síntesis, la pandemia y su control puede ser un factor positivo, un buen motivo para organizar a la comunidad educándola y haciéndola participar en la solución de los problemas que nos afectan a todos.

Hay que volver a la promoción de la salud y no solo a la asistencia de la enfermedad. Por supuesto, todo lo reseñado cuesta mucho dinero, por ello hay que trabajar en simultáneo en la reactivación económica pero, sobre todo en cuidar que nadie se robe un solo dólar de los sagrados fondos públicos, sancionando con energía a quien lo haga. Como decía Martí: hay que poner de moda la honradez