Columnas

Robar en pandemia

Ahora, con la globalización y las tecnologías de la comunicación, se ha hecho visible su presencia en el mundo.

Antigua es la presencia de la corrupción. Podría decirse que acompaña a la historia de la humanidad. Desde los egipcios asaltantes de tumbas a nuestros días, no se ha respetado ni la muerte. Los corruptos son seres degenerados éticamente. El único Dios que respetan es el oro y como son cobardes por naturaleza, adoptan el rol de bravucones para ocultar todo tipo de debilidades.

Ahora, con la globalización y las tecnologías de la comunicación, se ha hecho visible su presencia en el mundo.

Por eso es posible que la Conbade me envíe un video con el discurso de una parlamentaria paraguaya comentando sobre precios en mascarillas y hasta en agua tónica (que todo el mundo sabe a cómo la venden en el quiosco de la esquina), haciendo ver que si dichos actos se dieran en tiempos de guerra ya estarían fusilados sus autores, acusados de traición a la patria.

En efecto, es traición a la patria hacerse ricos a costilla del patrimonio nacional en un país lleno de necesidades.

Como yo soy contrario a la pena de muerte, no aspiro a que a esos traidores los fusilen, sí a que al menos les corten... las uñas, los tengan presos una larga temporada y los priven de su derecho a participar en elecciones y también en otras actividades políticas. Es una ofensa cívica que ellos puedan dirigir partidos políticos y que se los entreviste como a cualquier otro ciudadano honesto, dando lugar a que el público los considere como prototipo de la actividad política.

Con todo lo que el coronavirus viene desnudando, creo que nadie duda que el Ecuador después de la pandemia no puede seguir en la ruta de sus actuales prácticas político-administrativas. Obligatoriamente tenemos que esforzarnos en el diseño de un nuevo modelo de desarrollo que vuelva a colocar al hombre y a la naturaleza en que desenvuelve sus actividades, en el primer plano de la acción del Estado. Es intolerable seguir supeditados en las acciones a cumplir, a las posibilidades de la economía, al tiempo que la República se endeuda para financiar la corrupción.

¡Basta ya! Cero tolerancia a la estulticia en el manejo de la administración pública.