¿Quién responde por esos robos?

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Si se va sin establecer responsabilidades, la impunidad continuará avergonzándonos y la corrupción seguirá creciendo. Así no hay república.

Fue en la antigua Cárcel Municipal, visitando a mi padre, que allí estaba detenido con un grupo de periodistas del diario La Nación (entre los que recuerdo a mi tío David, al profesor Justino Cornejo y al columnista Martín Arellano), donde escuché la expresión: “por las puras alverjas”. A cualquier preso al que se le preguntaba ¿porqué estás aquí?, la respuesta era siempre: ¡por las puras alverjas! Querían significar que no había razón válida para la pérdida de su libertad. Todos eran inocentes.

Me he acordado del tema pensando en el reparto de los hospitales o en lo que está ocurriendo con los fondos del Isspol.

No puede ser que las casa de salud cayeran en manos de los legisladores que las usufructuaron vendiendo vidas, cobrando en muertes. Alguien se las entregó. Pero ahora nadie sabe cómo se dieron las aberrantes situaciones. El Ecuador es el país de los Santos Inocentes. El día nacional no debe ser el 10 de Agosto. La fecha hay que pasarla al 28 de Diciembre.

En cuanto a los recursos del Isspol, parece que la presunta asociación ilícita comenzó a estructurarse en 2014. Involucró, no se puede pensar de otra manera, a las autoridades de control y también a las del Ministerio de Gobierno y Policía de entonces, y los que siguieron. Operaciones de la magnitud del referido atraco no pueden hacerse sin la complicidad, por acción o por omisión, de funcionarios públicos.

En definitiva, no deben seguir viéndonos la cara. Los delincuentes de cuello blanco son un riesgo para la seguridad nacional y hay que evidenciarlos poniendo sus delincuenciales maneras de actuar a la luz pública. Los policías de alto rango que conocieron de las operaciones debieron denunciarlas en su momento o deben hacerlo ahora. No es admisible que con los ingresos suyos, estimado lector, y también los míos, se pretenda cubrir el bache generado por pillos de alto rango que tienen secuestrada a la República.

Antes de irse, el Gobierno tiene que dejar cuentas claras. Si se va sin establecer responsabilidades, la impunidad continuará avergonzándonos y la corrupción seguirá creciendo. Así no hay república.