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Recordando compromisos de campaña

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Por el estilo, creo que el gobierno requiere sana crítica para estimular su autocrítica y reajustar el rumbo

Los tres años que vienen, luego de cumplido el primero de su mandato, tienen que ser, para los que contribuimos a elegir a Lasso como presidente del Ecuador, todo un periodo de apoyo crítico.

Por suerte, el propio mandatario convocó a que quienes emitimos criterios desde fuera de los partidos políticos, contribuyamos con sana crítica a la calidad de su gestión. Además, actuar así es también el cumplimiento de un deber ciudadano.

Ocurre que está en juego no solo la estabilidad democrática, que siempre defenderemos. Está en juego también la supervivencia de la república, en paz, progreso y libertades. Ya no únicamente se trata de impedir, como durante la segunda vuelta, el retorno de quienes tanto daño le hicieron. Ahora se trata de evitar que una alianza político-delincuencial tome el control total, comprando conciencias, paralizando por el miedo o simplemente asesinando.

Por lo dicho, cabe revisar las promesas todavía no cumplidas. Una de personal interés, por ser interés de Guayaquil, es la devolución de las funciones que ejercía el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, a su sede original, sede donde acuden todos los afectados por enfermedades tropicales, propias de la región, y sede también de los médicos más preparados en su diagnóstico y tratamiento. Hay que honrar, por otra parte, el esfuerzo de los distinguidos salubristas costeños que lo fundaron con generosa vocación de servicio.

Otra necesidad, planteada con sentido de futuro, que bien puede resolverse con la misma decisión que permitió construir el puente Rafael Mendoza Avilés, es iniciar la construcción del puente sur. Sobre la base del diseño elaborado por el Ing. Ottón Lara, habrá muchos interesados en el mundo en financiar y realizar dicha obra monumental, en beneficio de una buena parte del territorio nacional. Dada la crisis fiscal, el viaducto se pagaría, tal cual el Mendoza Avilés, con el peaje de los usuarios, que agradecerían el ahorro en tiempo y combustible.

Por el estilo, creo que el gobierno requiere sana crítica para estimular su autocrítica y reajustar el rumbo.