Columnas

¿Quiénes se quieren tomar América Latina?

Las nuevas tensiones son las antiguas, complejizadas por la criminalidad transnacional’.

América Latina es un espacio de diversidad, en donde las lenguas aborígenes: el quichua, el guaraní, el aimara, el wayuunaiki, y el nahuátl, entre otros que escapan a mi memoria, han dejado libre asiento al producto del mestizaje, español o portugués, principalmente.

América Latina es también un ‘melting pot’, en donde con más facilidad se busca y se encuentra, porque así se quiere, ascendientes europeos que indígenas. Baste como muestra la cantidad de individuos llenando papeles para obtener nacionalidad española, italiana y otras, por ser hijo de, del hijo de. En fin, región de contrastes que da lecciones no siempre fáciles de entender. El pueblo latinoamericano requiere identificarse y comprometerse con lo suyo y con lo que le afecta, superando tensiones con lo diverso, que también le es propio.

Argentina convulsionada desde los “K” hasta nuestros días, no da muestra seria de haber aprendido la lección de lo nefasto del populismo. Chile, inserto en un proceso que parecería está siendo más exitoso de lo que algunos auguraban, y el Ecuador, en eterno proceso de construcción de diálogo y de concesiones de rodillas; y así por el estilo. Lo que se mantiene y se incrementa es la alianza delincuencial que atraviesa territorios.

Llama la atención, y a propósito del paro ecuatoriano, los disturbios, actos vandálicos, criminales algunos, y luego el diálogo, el que haya existido concomitantemente, un aumento considerable en la incautación de droga. Aumento de data comprobable en los últimos años. Solo a nivel de la aprehendida en puertos ecuatorianos, de 2019, en relación al 2021, el incremento es en proporción de una a catorce toneladas. Esa tendencia se ha dado en países con declarada y actuante guerra a este enemigo, y justo coincide con territorios en donde la guerrilla urbana aparece fortalecida. América Latina requiere diálogo y lucha frontal y común contra el narcotráfico. Cuidado nos creemos el cuento de la paz por acuerdo, cuando acá hay mucho más que mestizos e indígenas luchando en territorio. No hay duda de que hay razones suficientes para un nuevo pacto social para América Latina.