Premium

Llega julio con esperanza

Avatar del Francisco Huerta

"A las fiestas Julianas debemos llegar con optimismo"

Durante el mes que llega mañana es posible que el duro semáforo de la pandemia pase a verde en la mayor parte del territorio nacional. Verde era el color de la esperanza hasta que una pandilla de delincuentes disfrazados de políticos lo asumió como su color de identidad, con la colaboración de algunos ingenuos soñadores que aspiraban honestamente a realizar los cambios que la república requiere.

Ahora, luego de grandes sufrimientos en pérdida de vidas que pudieron salvarse si los criterios científicos hubiesen sido admitidos de partida y la corrupción no hubiese desarmado el esfuerzo por construir un Sistema Nacional de Salud, hay que buscar al fondo de la Caja de Pandora: la esperanza.

Allí estará, pese a lo maltrecho de la economía. Allí estará para permitirnos el rescate de la ética pública con un esfuerzo de la acción ciudadana, a despecho de lo que hagan o dejen de hacer las instituciones públicas. A despecho de los vivarachos populistas, de los cómodos electoristas.

Rescatada la esperanza, debemos convertirla en optimismo creador. Hay que estar firmes. Ni siquiera un posible repunte de la pandemia, que siempre es de esperar, puede hacernos bajar la guardia. Con un esfuerzo compartido hemos logrado grandes avances. Guayaquil nunca se ha sentado a esperar el apoyo oficial. Como dice su orgulloso lema, es grande con el esfuerzo de sus propios hijos. Así toca de nuevo e igual tienen que hacer todas las ciudades de la República. Cada una tiene gestas para recordar y para inspirar a la acción fecunda. La Ciudad de Octubre puede recordar la gran gesta de su fundación, resistida por los aborígenes y después por las invasiones piráticas, los incendios e incluso plagas asesinas como la fiebre amarilla. Todo eso y más ha resistido. Se ha dicho que tiene destino de ave Fénix. ¿Por qué no podrá ahora resistir plagas nuevas como la COVID-19 o plagas viejas en desaforado rebrote, como la corrupción?

Superado el desbarajuste inicial, entramos en mejores condiciones a julio. Cuidándonos, insisto, sin relajar las medidas de seguridad, recuperaremos nuestra vieja pasión por producir.