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Lo que está en juego...

Avatar del Francisco Huerta

"Ahora, mientras esperamos resultados finales, hay que reinventar el mapa político del Ecuador"

Que salió el pueblo con su domingo siete, dirán los supersticiosos. Que la derrota de la derecha es estruendosa y que la política es más que solo economía, comentarán los izquierdistas de academia o de salón. Y que ha sido sencillo retomar el poder, celebraran los de la alianza político-delincuencial.

Yo digo: que Tabaré Vázquez tenía razón cuando profetizó, en la Cumbre Iberoamericana del por qué no te callas del rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón: “lo que pasa es que cada vez más los presidentes se parecen a sus pueblos” y eso, y su devoción por lo ambiental, explica lo de Yaku Pérez, y que, además, los partidos de base ideológica están renaciendo en América Latina y de allí la votación de la Izquierda Democrática: que debilitada y todo sigue siendo un proyecto político, económico, social y cultural.

Pero sobre todo, quiero insistir hoy día en los riesgos que tiene el país de entrar en un periodo de grave descomposición. Me explico: la pandemia continúa y la aglomeración recién pasada nos pasará su factura en abril. ¿Habrá segunda vuelta o deberá ser postergada por efectos del agotamiento de la capacidad hospitalaria? Para esa fecha no tendremos ni diez mil vacunados con segunda dosis. Es decir, la población protegida será insignificante. Pensar en reactivación económica en esa condiciones, sería de ilusos, peor todavía si uno de los aspirantes a presidir la república insinuó una desdolarización amigable y eso, y los resultados electorales, tienen justificadamente nerviosa a la derecha económica y obviamente, a los inversionistas extranjeros. Además, sigue vigente el impuesto a la salida de divisas que, igualmente, la desestimula.

Así, lo que cabe esperar a partir de hoy, y mientras los resultados definitivos de la elección presidencial y también los legislativos estén claros, es ponerse a conversar en un gobierno de concentración nacional que derrote al continuismo que tanto mal le ha hecho al Ecuador y le dé a la República, al menos, la esperanza de mejores días. Ojalá, la madurez que se le niega al electorado la evidencie la llamada dirigencia política.