Columnas

Homenaje a Eloy Alfaro

"No me consuela partir dejando al Ecuador flotando en un inmenso globo de pus"

Acaba de pasar el 5 de Junio. Pocos lo conmemoran ahora otorgándole la magnitud que merece, con mayor razón en estos días oscuros. Ello ocurre, entre otras explicaciones, porque la década infame prostituyó la recordación, al pretender apropiársela, asumiendo como suya la gloriosa fecha y utilizándola como fachada para ocultar el asalto a los bienes nacionales. Igual hicieron con el personaje alrededor del cual se dieron los acontecimientos de Guayaquil en 1895, en protesta por el vergonzoso incidente que la historia ha recogido como la venta de la bandera.

En efecto, siguiendo el patrón de la franquicia, tal cual en Venezuela secuestraron la memoria del Libertador Simón Bolívar, aquí se robaron, con un ‘show’ en Montecristi, la del general Eloy Alfaro.

Por suerte, bien se sabe, las farsas tienen comienzo y término, y la ingratitud tampoco es eterna.

Y es precisamente, desde la tierra del Viejo Luchador, desde la querida Manabí, donde se entonó el viernes recién pasado un poderoso clamor contra la corrupción que deseo entender también como un homenaje a la memoria de aquel a quien mi padre bautizó como Águila Roja.

Con pelos y señales, con nombres y apellidos, ni siquiera como denuncia, porque era reiterada la declaración, el colega médico doctor Leonardo Viteri, le contó al país la real situación de su provincia, entregada como botín a un corrupto grupo de políticos lugareños, que habiendo probado su condición de tales, en lugar de la sanción que el pueblo espera hace ya varios años, reciben como compensación a su comportamiento delincuencial, la constante designación en cargos públicos, con impunidad garantizada, hasta por lo menos los días que corren.

¿Quién tiene capacidad para tan doloso procedimiento? Es una pregunta hasta hoy sin repuesta. Tal cual ha comentado algún ocurrido observador de la vida pública, respecto a casos semejantes en otras provincias, “los hospitales no son como los niños, que los traen las cigüeñas”.

Cabe insistir entonces, en homenaje a Don Eloy, en que se conozca toda la trama de corrupción, hipocresía y mentira, o ¿armar otro 5 de Junio?