Columnas

Armar un frente cívico ecuatoriano

Construirlo es tarea de todos. ¡Manos a la obra! Lo agradecerán nuestros hijos.

¡Cuídate de los idus de marzo! Con esa frase inmortalizó Shakespeare la advertencia que un vidente le hiciera a Julio César, quien negándose a creer en ella, fue precisamente asesinado un día 15 del mes dedicado a Marte, dios de la guerra, tal cual había sido planeado por los conspiradores que lo llevaron a cabo.

Pareciera, por tanto, que conviene cuidarse de los idus de marzo y si alguien dotado de cualidades que le permiten pronosticar el futuro, anticipa alguna predicción, bueno será hacerle caso.

Como gustan de decir los gallegos: Yo no creo en brujas pero, de haberlas, “haylas”.

Lo cierto, a la fecha, recién dos de marzo, es que el aire está enrarecido y de aquí al 15 puede ocurrir de todo.

Más allá de las supercherías a que las supersticiones pueden dar paso, cabe destacar que lo mejor como antídoto, créase o no en las profecías, es ponerse a trabajar por lo que uno quiere que pase y si se logra armar un esfuerzo colectivo en esa dirección, pues mejor todavía. Y lo que muchos ecuatorianos quieren que pase es que no retorne a tener poder político el grupo que asaltó la república, violentó con gran arbitrariedad las libertades, corrompió con perversidad sus instituciones, degradó con saña la vida nacional, deslegitimó en definitiva nuestro patrimonio histórico más sagrado.

Para intentar avanzar en esa dirección, me atrevo a proponer la urgencia de construir un frente cívico ecuatoriano que, más allá de los partidos políticos, sin ánimo peyorativo con ellos puesto que son vitales para la construcción democrática, pero superándolos cuando es evidente que viven una gran crisis, dada la magnitud de los riesgos que enfrenta la república, se convierta en barrera que aglutine los más altos sentimientos de ecuatorianidad y defienda los valores que nos dieron libertades.

Resulta urgente contar con un instrumento que trascienda lo meramente electoral para que, reflejando el conjunto de la vida nacional la ponga a salvo de quienes quieren secuestrarla otra vez y para siempre. Construirlo es tarea de todos. ¡Manos a la obra! Lo agradecerán nuestros hijos.