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Mejoraron algunos candidatos

Avatar del Francisco Huerta

"Se pudieron apreciar, al fin, diferencias que permiten escoger en razón de criterios y no únicamente por emociones"

No son debates, propiamente dichos, aquellas presentaciones escenificadas recientemente por buena parte de los aspirantes a montar su oficina en el palacio de Carondelet. Sin embargo, hay que decirlo, han sido auspiciosas, digamos que, las prácticas que han venido realizando, puesto que han afinado sus planteamientos. Ello se nota, primero: porque luego de las decepcionantes y maquilladas intervenciones iniciales ahora se han vuelto más ellos. Hubo al principio algunos a los que el ‘marketing’, llevado a extremos limitantes con el ridículo, metarmofoseó negativamente.

Una categoría que se aprecia, es la autenticidad. Sin extremarla hasta la vulgaridad, por supuesto. Ofende al pueblo ecuatoriano que se piense, peor que se actúe, creyendo que la mejor manera de llegar a conmover el alma popular es ejerciendo la condición de candidato a la primera magistratura con desplantes chulescos, más propios de club nocturno. A ellos no se les debería conceder atención. Segundo porque, en definitiva, ya es posible intentar una primera selección en negativo. Ya es posible determinar a cuáles jamás se les daría el voto. También es posible armar una primera lista corta de aquellos entre los cuales estará el favorecido con nuestra adhesión. Después de eso es más fácil purificar la lista superando los factores de emotividad, reemplazándolos con una honda reflexión de cuáles, a nuestro leal saber y entender, son los más aptos para garantizarle al Ecuador unos años de progreso en libertad, buscando disminuir desigualdades, tratando de equilibrar las oportunidades.

Por supuesto, nunca será posible hacer escogitamientos químicamente puros pero, ya será un avance sustantivo haber pasado los abundantes nombres por el filtro de algún género de reflexión que le conceda una dosis de ¿cómo le va a ir mejor al Ecuador? ,a los elementos determinantes de la selección. Obviamente, la posibilidad de seleccionar únicamente la poseen las mujeres y los hombres sin afiliación partidaria. Ellas y ellos, para seguir la onda, están obligados a sufragar en acuerdo con la llamada disciplina partidista.