¿Jornada de reflexión?

Avatar del Florencio Compte

La pregunta, por tanto, es: ¿tiene aún sentido el mantener una veda electoral? ¿Una jornada de reflexión no podría ser considerada anacrónica?

En las reglamentaciones electorales de muchos países se establece un período de veda electoral o jornada de reflexión en los días previos al de las elecciones. Sin embargo, no es una regla general, ya que hay otros, como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido donde es permitido hacer proselitismo electoral hasta el mismo día de las elecciones. Esta prohibición se hace extensiva, generalmente, a la difusión de encuestas electorales que, supuestamente, podrían inducir a electores indecisos a través del estudiado efecto de “vagón de cola” o de “arrastre”: el indeciso suele subirse al vagón de aquel que es percibido como posible ganador.

El sentido de esta prohibición es la de permitir que los electores reflexionen sus votos sin estar sometidos a la presión de la publicidad y eventos electorales y, además, a evitar posibles incidentes durante el día de las elecciones.

En el artículo 207 de la Ley Orgánica Electoral del Ecuador (Código de la Democracia) se establece lo siguiente: “Cuarenta y ocho horas antes del día de los comicios y hasta las 17h00 del día del sufragio, queda prohibida la difusión de cualquier tipo de información dispuesta por las instituciones públicas, así como la difusión de publicidad electoral, opiniones o imágenes, en todo tipo de medios de comunicación, que induzcan a los electores sobre una posición o preferencia electoral; la realización de mítines, concentraciones o cualquier otro acto o programa de carácter electoral.”

En la época en que vivimos y, sobre todo, en las circunstancias extremas en la que esta campaña electoral se ha desarrollado, las redes sociales han suplido en gran medida a los mítines y marchas. Ya la campaña se hace en Facebook, Instagram, Twitter o Tik Tok y las encuestas continúan difundiéndose a través de esas mismas redes o de mensajes de WhatsApp o Telegram. Estos medios se siguen imponiendo por su inmediatez, por su versatilidad y porque cualquiera puede convertirse en informante

La pregunta, por tanto, es: ¿tiene aún sentido el mantener una veda electoral? ¿Una jornada de reflexión no podría ser considerada anacrónica?