Premium

Francesco Maccaferri: arquitecto de Guayaquil

Avatar del Florencio Compte

Su labor como arquitecto fue fundamental tanto para el desarrollo de la modernidad arquitectónica como para la conformación del campo disciplinar de la arquitectura en Guayaquil...’.

Hay arquitecturas que trascienden y dejan huella en la historia, y hay arquitectos que van más allá de las modas y cuyas obras permiten entender y leer los cambios de una sociedad y la manera de habitar. Uno de ellos, sin duda, fue el arquitecto italiano Francesco Maccaferri.

En 1923 arribó a Guayaquil Maccaferri, quien había ganado el concurso de diseño para el nuevo Palacio Municipal, para incorporarse a su equipo de construcción a cargo de la Compañía Italiana de Construcciones. Seis años más tarde, la inauguración del edificio se dio a la par de la agudización de la crisis económica que se había iniciado en Ecuador a comienzos de la década de 1920 y que se extendió hasta casi finales de la década de 1940.

En este contexto se desarrolla la labor como arquitecto y constructor de Maccaferri, máximo representante en Guayaquil del clacisismo y del eclecticismo, así como de la arquitectura moderna de la que fue pionero en el Ecuador. Su labor como arquitecto fue fundamental tanto para el desarrollo de la modernidad arquitectónica como para la conformación del campo disciplinar de la arquitectura en Guayaquil al fundar la primera escuela académica de arquitectura del país en 1930. Sus continuos viajes a Italia y sus estancias en Milán, donde se había formado, le permitieron estar en contacto con el debate que para ese entonces se daba en esa ciudad, entre quienes defendían la continuidad de una arquitectura clásica y quienes creían en una arquitectura racionalista como expresión de la modernidad.

La amplitud y calidad de la obra de Maccaferri, definida por su diversidad compositiva, que va desde el uso del lenguaje clásico, en proyectos como el Palacio Municipal y el Hospital General -actual Hospital Luis Vernaza-, el ‘art nouveau’ en el edificio Guzmán -actual Museo del Cacao-, hasta el lenguaje moderno, del que fue pionero en Ecuador, además de su fundamental aporte en el desarrollo de la arquitectura como actividad académica, permiten afirmar que debe ser considerado el arquitecto más destacado de Guayaquil de la primera mitad del siglo XX.