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Otra cumbre más

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Ninguna de esas metas y promesas serán cumplidas y seguramente habrá otra nueva cumbre donde volverán a justificar los incumplimientos y a plantear nuevas metas que tampoco se cumplirán. ¿Pesimista acaso? No, solamente realista

En la inauguración de la cumbre del G20 (veinte países más industrializados) que se realizó en Roma el príncipe Carlos de Inglaterra fue contundente: “Este es el salón de la última oportunidad” y añadió que era necesario pasar de las palabras bonitas a acciones efectivas.

Unos días más tarde, los líderes mundiales arribaban a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) en Glasgow en sus aviones privados altamente contaminantes y llenos de promesas y llamados para reducir las emisiones de carbono. Una vez más dieron explicaciones de por qué no se cumplieron las metas anteriores y una vez más establecieron nuevas metas. En esta cumbre, a la que no asistieron China y Rusia, dos de los más grandes contaminantes, los 103 países asistentes se han comprometido a revertir la deforestación y la degradación de la tierra y reducir en un 30 % las emisiones de metano para el año 2030.

Solo Gambia fue el único país que presentó un plan claro para poder mantener el aumento de temperatura en 1,5 grados, mientras Suiza lamentaba que su plan para reducir hasta el 90 % las emisiones de gases invernadero producidas por el transporte, la construcción y la industria había fracasado al haber sido rechazado mediante un referéndum el incremento de impuestos sobre los combustibles y el gas natural.

Dentro de la hipocresía de los líderes mundiales destaca Jair Bolsonaro comprometiéndose a erradicar la deforestación ilegal en 2030 y alcanzar la neutralidad de emisiones de carbono en 2060, cuando durante su mandato aumentó la destrucción de los bosques y hubo récord de incendios. Solo en el año anterior se destruyeron 10.851 km2 de selva brasileña, equivalente a la extensión de la provincia de Zamora-Chinchipe. Al menos no asistió a la Cumbre bajo el pretexto de que los demás líderes mundiales “le tirarían piedras”.

Ninguna de esas metas y promesas serán cumplidas y seguramente habrá otra nueva cumbre donde volverán a justificar los incumplimientos y a plantear nuevas metas que tampoco se cumplirán. ¿Pesimista acaso? No, solamente realista.