La ciudad de 15 minutos

Avatar del Florencio Compte

'En el caso de una ciudad como Guayaquil, el romper el paradigma de la zonificación impuesto por el modelo de planificación tradicional y recuperar una ciudad conformada por un conjunto de barrios’.

La ciudad de los quince minutos es el concepto que ha desarrollado el urbanista y profesor de la Universidad de la Sorbona, Carlos Moreno y que ha sido incorporado al plan de trabajo de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. El concepto es simple: aún es posible modificar nuestro modo de vida y de relación con la ciudad, comportándonos de manera diferente, lo que implica, principalmente, cambiar nuestra relación con el tiempo de nuestros desplazamientos (el cronourbanismo, según Moreno).

¿Cuántas horas perdemos semanalmente y anualmente solamente para desplazarnos desde donde residimos a nuestros trabajos, a hacer alguna diligencia o simplemente para comprar comida? O como plantea Moreno: “¿Cómo ofrecer a los residentes urbanos una ciudad serena, con más proximidad, menos estrés, menos horas de transporte y al mismo tiempo satisfacer sus funciones sociales urbanas esenciales?”. La respuesta va tanto por la planificación urbana como por la planificación de la vida urbana.

El modelo plantea el pasar de una ciudad monocéntrica a una ciudad policéntrica, con el desarrollo de multicentralidades, con servicios y lugares de trabajo cercanos, a no más de quince minutos de movilidad activa (a pie o en bicicleta) de los lugares de residencia. Es decir, en el caso de una ciudad como Guayaquil, el romper el paradigma de la zonificación impuesto por el modelo de planificación tradicional y recuperar una ciudad conformada por un conjunto de barrios. No se trata, como se pensaba, que la solución pasa por ampliar las vías o incrementar la velocidad de los desplazamientos; por el contrario, la única solución viable y sostenible en el tiempo es acercar los servicios a la gente, no trasladarla hacia ellos.

La propuesta se basa en cuatro principios: primero, redescubrir todos los recursos de proximidad; segundo, utilizar los espacios existentes y actualmente abandonados o subutilizados; tercero, cada lugar con múltiples usos; y, cuarto, reapropiarse del espacio público como lugar de encuentro y vida. París lo está implementando, ¿por qué no en Guayaquil?