Premium

Florencio Compte Guerrero | Soluciones viales

Avatar del Florencio Compte

El proyecto debería ser parte de una propuesta integral que resuelva los puntos de conflicto más graves de esa avenida

El proyecto de dos pasos a desnivel en la intersección de las avenidas del Bombero y la Leopoldo Carrera ha generado polémica.

Moradores del sector consideran que no solucionará el problema principal de tráfico de la vía y que, durante su construcción, se afectará gravemente al sector. Al respecto, vale la pena hacer las siguientes precisiones.

Primero; un paso elevado o deprimido puede ser una solución ante cruces viales de alto tráfico, de manera que se permita un flujo vehicular continuo; sin embargo, el proyecto presentado debería ser parte de una propuesta integral que resuelva los puntos de conflicto más graves de esa avenida: a la altura del Bim Bam Bum y las intersecciones con la vía a la costa y la avenida Rodríguez Bonín.

Segundo; los pasos elevados no solamente tienen un costo alto de construcción, sino también de mantenimiento en el tiempo, además de que durante su construcción generan -como en este caso- graves molestias al entorno y un alto impacto ambiental y estético.

Tercero; los procesos de socialización de este tipo de proyectos deben ser más amplios y abarcar a toda la población afectada. En el presente caso, a quienes viven desde el kilómetro cuatro y medio hasta, al menos, el primer peaje de la vía a la costa.

Cuarto; debe haber de parte de los técnicos municipales una explicación técnica clara, con datos de flujo de tráfico y costos del proyecto, que justifiquen su construcción. Tenemos en la ciudad pasos a desnivel construidos sin que se hayan justificado técnicamente y que no han resuelto ningún problema de tránsito, como el de la Av. Juan Tanca Marengo, a la altura del colegio Americano, ‘planificado’ por la anterior administración municipal, casi sin uso, u otros que terminan trasladando el congestionamiento vial de un nodo a otro.

Quinto; proyectos de este tipo deben considerar no solamente la fluidez vehicular, sino priorizar el transporte público y al peatón y, trabajar por una verdadera gestión de movilidad integral de la ciudad y de usos de suelo, que vaya más allá de planificar pensando solamente en el automóvil.