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Día de los Monumentos y Sitios

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"El patrimonio arquitectónico, acervo que una sociedad ha recibido en el tiempo, es un recurso invaluable en términos históricos y económicos, al ser producto de la acumulación en el tiempo de inversiones"

El 18 de abril de 1982, el Consejo Internacional de los Monumentos y Sitios solicitó a la Unesco que se celebrara el Día Internacional de los Monumentos y Sitios con el fin de “promover la toma de conciencia acerca de la diversidad del patrimonio cultural de la humanidad, de su vulnerabilidad y de los esfuerzos que se requieren para su protección y conservación”, lo que fue aprobado al año siguiente durante la 22ª Conferencia General. Esa misma fecha fue acogida por el Ecuador para la celebración del Día del Patrimonio.

Se entiende al patrimonio cultural como el conjunto de bienes y valores que una comunidad recibe como legado de sus antepasados y que es elemento constitutivo de su identidad. Esta comunidad es, a su vez, depositaria y custodia de ese legado, con los derechos y deberes que esto implica, ya que adquiere el compromiso transitorio de cuidarlo y legarlo a las generaciones futuras.

El patrimonio edificado es el testimonio material y símbolo de autorrepresentación de lo que una sociedad ha sido en algún momento de su historia, adquiriendo el carácter de monumento, es decir, de testimonio permanente de lo que esa sociedad fue en el pasado y que dejó plasmado a través de los principios de la arquitectura. De acuerdo con esto, la ciudad, entendida como un conjunto de monumentos, se convierte en un texto de historia y de lectura y en depósito de la memoria colectiva de sus habitantes. 

Adicionalmente, el patrimonio arquitectónico, como acervo que una sociedad ha recibido en el tiempo, es un recurso invaluable, tanto en términos históricos como económicos, al ser producto de la acumulación en el tiempo de inversiones, tal como se indica en la Carta Europea del Patrimonio Arquitectónico (1975): “Cualquier disminución de este capital es tanto más un empobrecimiento por cuanto la pérdida de los valores acumulados no puede ser compensada ni siquiera por creaciones de alta calidad. Además, la necesidad de ahorrar recursos se impone en nuestra sociedad. Lejos de ser un lujo para la colectividad, la utilización de este patrimonio es una fuente de economía”.