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Fernando Insua Romero | Cronómetro sin victoria

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El Estado, en lugar de consolidar una estrategia nacional clara, ensaya

“El gobierno moderno no gobierna: administra percepciones” (Jacques Ellul).

Vivimos tiempos en que el poder se ejerce más como campaña que como gobierno. Y el problema no es solo nuestro. Shlomo Avineri, politólogo israelí, lo advirtió hace décadas: una democracia puede volverse plebiscitaria, es decir, mantenerse viva no por su capacidad de gobernar, sino por su habilidad de llevarnos de elección en elección, de consulta en consulta, sin que nada esencial cambie.

En Ecuador la violencia ha dejado de ser coyuntura para convertirse en estructura. El azote no cede. Sin embargo, el Estado, en lugar de consolidar una estrategia nacional clara, ensaya; y si bien se han realizado esfuerzos de muchas autoridades comprometidas, empieza a sentirse en la calle la idea de asistir a shows de seguridad, operaciones mediáticas y nuevas papeletas. Algunas preguntas de la consulta fueron tumbadas por la Corte (el archirrival del momento), otras siguen en camino. Pero en el fondo no sabemos si se trata de un plan de país o una estrategia de campaña.

Porque una cosa es preguntar, y otra muy distinta tener claridad sobre los objetivos nacionales para preguntar. Si el terrorismo se enquista en nuestras calles con ferocidad, ni trotar en zonas ‘bendecidas’ por la autoridad ni vacacionar en Cuenca garantizará que el país esté a salvo. No se derrota el crimen con afiches, ni se recupera la patria con discursos. Se necesita inteligencia, presupuesto, estrategia y unidad.

Pero seguimos atrapados en una coreografía sin partitura. El enemigo avanza y nosotros debatimos el marco legal del aplauso. A veces da la sensación de que lo único que se mueve es el cronómetro hacia el tiempo perdido. Y las campañas, como el eco, solo nos devuelven la esperanza enlatada de que algo se está haciendo.

Querida patria, te deseo suerte en esta nueva aventura que anuncias con entusiasmo. Pero no sé si tú también nos deseas suerte a nosotros, los que aquí abajo tratamos de vivir entre los escombros de tu incertidumbre… y de tus promesas.