Columnas

Laberinto callejero

'Como todas las urbes del mundo crece a pasos agigantados, sobre todo con su condición de ser la más grande y poblada del país, aunque muchos de sus habitantes residan ya en la jurisdicción de otros cantones’.

La Perla, como suele calificarse a nuestra ciudad en relación con el tan pacífico océano que descubrió don Vasco Núñez de Balboa, como todas las urbes del mundo crece a pasos agigantados, sobre todo con su condición de ser la más grande y poblada del país, aunque muchos de sus habitantes residan ya en la jurisdicción de otros cantones como Samborondón, Daule y Durán que, realmente, son parte del Gran Guayaquil

Y esta prolongación citadina hacia los cuatros puntos cardinales hace aumentar también el laberinto (Dédalo, si le aplicamos lo mitológico) callejero con la multiplicación de los nombres de las vías urbanas, que en muchos casos el Municipio denomina con nombres que considera ilustres y que el común de los “monos” los reconoce bajo nombres religiosos o de otro tipo.

Por efectos de mi trabajo en este diario tengo que transitar muchas veces por la larga calle que conocemos como Las Monjas, que nace o muere en la avenida Carlos Julio Arosemena, pero que municipalmente tiene el nombre del expresidente Juan de Dios Martínez Mera. Asimismo, la también larga y céntrica calle que todo el mundo que transita por la urbe conoce desde siempre como Santa Elena, tiene también un nombre laico e histórico: 

Lorenzo de Garaycoa, que mucha gente carente de minuciosos conocimientos históricos no sabe quién mismo fue ni qué méritos tuvo para que presida una vía de tanta importancia para peatones y conductores de vehículos. En la ciudadela Kennedy, la avenida del Periodista, en honor a quienes informan o comentan en los medios de comunicación, también es conocida como San Jorge, no solo en homenaje al santo sino también al ya desaparecido ingeniero Jorge Perrone, uno de los mentalizadores y constructores de dicha ciudadela.

Por otra parte, muchas calles porteñas en su largo trecho van cambiando de designación. Como por ejemplo la Víctor Manuel Rendón, en homenaje a un escritor y diplomático guayaquileño, que de este a oeste avanza del Malecón a la calle Seis de Marzo, en la plaza del Centenario, para de allí en adelante adquirir el nombre de Primero de Mayo. De igual modo la Chimborazo que, de sur a norte, al llegar al bulevar toma el nombre de Baquerizo Moreno. ¿Todo un laberinto, verdad?