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Después de las primarias

Avatar del Fernando Cazón

"Lama poderosamente la atención que tantos tengan el insuperable deseo de llegar a Carondelet cuando lo que les espera en caso de ganar, para usar términos criollos, es una suerte de papa caliente que quema las manos"

Cuando quedamos “dolarizados”, también nos “agringamos” electoralmente, pues se establecieron, como en la “Yoni”, las elecciones primarias o internas para que democráticamente cada agrupación política elija a sus precandidatos a la primera magistratura.

Hemos ido de sorpresa en sorpresa, comenzando por el tan alto número de binomios que han quedado resueltos luego de que el domingo pasado terminara el plazo para que se cumplan tales escogitamientos. Serán largas papeletas, de ser todos aceptados por el CNE para elegir a la dirigencia del poder Ejecutivo. Todo un récord, ya que tantos binomios es algo sin precedentes en procesos comiciales en el país y en otras naciones del mundo, si no estoy mal informado. Además, tal vez por culpa de la extinguidora pandemia del coronavirus, el padrón electoral que nos hizo conocer el CNE ha sufrido una disminución de ciudadanos aptos para sufragar.

Llama poderosamente la atención que tantos tengan el insuperable deseo de llegar a Carondelet, cuando lo que les espera en caso de ganar, para usar términos criollos, es una suerte de papa caliente que quema las manos, dada la grave situación económica en que ha quedado el Estado por culpa de la “peste china”.

Y no paran allí las sorpresas que se producen por la decisión de ciertos presidenciables que han dado un paso al costado a última hora: Álvaro Noboa, que cuando su partido estuvo anulado persistía en lanzarse al ruedo electoral, cuando le levantaron la sanción dio un paso al costado. Otto Sonnenholzner, quien renunció a la vicepresidencia para meterse en la lucha electoral y, probablemente por sentirse muy joven, decidió esperar mejor los comicios de 2025. Fernando Balda, que a lo mejor teme que lo vuelvan a secuestrar. Abdalá, con cuatro juicios en contra, ahora solo quiere ser asambleísta. Rafael Correa, tal como había prometido, siguió el ejemplo de doña Cristina en Argentina y se hizo proclamar candidato a la vicepresidencia, mientras su hermano Fabricio competirá con él integrando otro binomio presidenciable. Finalmente, el Guillo Lasso dicen que ha dicho: “Sí, CREO que voy a ganar”, mientras Isidro Romero espera que la gran hinchada del Ídolo no se olvide de su gestión como directivo del equipo más popular del Ecuador.