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Fausto Ortiz: Recuperación aún lejana

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Si nos toca endeudarnos para mantener subsidios, que sea por aquellos que se movilizan en transporte público

Nos encontramos en la parte baja del ciclo económico, en la zona de desaceleración bajo tendencia, es decir por debajo de nuestro crecimiento de largo plazo. Si fuera la montaña rusa, sería en la parte más baja de la caída y ya muy próximos a iniciar la subida.

La economía, con los nuevos datos oficiales de crecimiento, los cuales no nos hemos acostumbrado a usar aún, rebotó en 2021 un 9,8 % después de la gran caída en 2020 por la pandemia, cuando la economía cayó 9, 2%. Posteriormente, en 2022 volvimos a crecer, esta vez al 6,2 % y para 2023, en 15 días nos darán la cifra oficial; debe andar entre 2,7 % y 3,2 %. Este año 2024, año de impuestos, metida de mano a utilidades empresariales y bancarias, mayor IVA, programa de ajuste con el FMI y el arranque de campaña electoral, con seguridad mostrará un menor crecimiento, al cual lo espero entre 1 % y 2%, que nos ubicaría en la parte baja del ciclo, como lo señalé al arrancar la columna.

En ausencia de choques externos, la recuperación debería llegar en 2025. Nos habremos acostumbrado al IVA del 15 %, a los otros impuestos, el riesgo país habrá bajado de 700 puntos si en los siguientes cuatro años se mantiene la tendencia actual de gobierno.

El asunto relevante acá es la definición de recuperación y también la expectativa de crecimiento de largo plazo. Deberíamos crecer más que lo alcanzado en 2024, es decir ligeramente arriba de 2 ,% con la expectativa de volver a tener largos períodos de un modesto 3 % de crecimiento que nos ha acompañado en promedio desde que estamos dolarizados. No alcanza para corregir dificultades económicas.

Hay que dejar atrás el ajuste y enfocarse en el crecimiento, pero es bastante complejo si el ministro de Finanzas debe andar pensando en qué dólar se le aparece al frente para pagar los más de $ 5.500 millones (M) con los que arrancó el presente año, o qué ajuste adicional hace para ofrecerlo al FMI con la finalidad de obtener recursos frescos para atender su enorme brecha de financiamiento.

Los recursos de multilaterales son importantes, son recursos externos que ingresarán a la economía, al menos los que queden luego de pagarle a ellos mismos; son mejores que las opciones fáciles de un ministerio vago que ha optado por el menor esfuerzo en los últimos años: tomarle recursos al IESS por la gran ventaja de que esa deuda no se la cuantifica al momento de establecer la relación frente al PIB.

Que termine pronto el ajuste, de una vez quitemos subsidios a quienes no lo necesitan. Si nos toca endeudarnos para mantener subsidios, que sea por aquellos que se movilizan en transporte público o parcialmente hasta por quienes generan divisas y empleo; el resto debemos irnos acostumbrando a vivir sin subsidios.

La deuda pública total creció $ 3.000 millones y se ubicó en $ 84 mil millones al cerrar 2023. Perdimos $ 2.300 millones al vender combustible importado y eso afectó en idéntico monto a los ingresos petroleros que no pudieron ayudar a reducir el déficit fiscal y por lo cual hubo que atrasar pagos programados del Presupuesto del Estado.

Dejemos de endeudarnos por los combustibles.

Un esfuerzo más y pasemos a enfocarnos en crecer y corregir los enormes problemas sociales que hoy son caldo de cultivo para delincuencia y microtráfico.