Viejito sin testamento
Este viejo se resiste a dejar un testamento, tiene terror de que lo que deje sea gravado con impuestos depredadores que aniquilen su legado.
Hoy se acaba este año tan confuso, un viejo moribundo que nos queda debiendo mucho más de lo que nos deja. A su lado lloran las viudas del correísmo por tener a algunos de sus acólitos tras las rejas, añoran esas épocas de poder absolutista donde lo que se decía se hacía y si alguien se resistía, lo destruían.
Este viejito en los inicios su vida nos daba la esperanza de perseguir la corrupción y poner a los delincuentes tras los barrotes, sin embargo, nos comió al cuento; muy poco hizo al respecto. Aún están sueltos muchos de los atracadores, con muy pocos encerrados, que no paran de interponer acciones legales para dilatar los dictámenes judiciales.
Este viejo se resiste a dejar un testamento, tiene terror de que lo que deje sea gravado con impuestos depredadores que aniquilen su legado. Buena parte de los ecuatorianos estamos desesperados por llevar a la hoguera al monigote representativo de tanta peripecia que hemos atravesado en estos últimos 365 días.
El viejito arrastra los pies, como si se resistiera a afrontar su triste final, tal y como se manejan los casos abiertos contra los corruptos de la década perdida. Ni hablar de los contratistas acaudalados con rabo de paja; salvo Odebrecht, ninguno más ha caído, no los golpean ni con el pétalo de una rosa. ¿Qué poder tendrán para que no les toquen ni una hebra de pelo y sigan haciendo carreteras?
A este año en sus últimos estertores lo quemaremos sin piedad y de ninguna manera olvidaremos todo lo que queda por hacer. Arrancaremos el nuevo año cargados con la esperanza de que se cumplan los compromisos adquiridos con el país y no sigan poniendo paños de agua tibia a sus problemas de fondo. Se necesita actuar para que todos sintamos que hemos comenzado una nueva época, con cero tolerancia a la corrupción.
Ahora sí nos despedimos de este año y le damos la bienvenida al próximo, que nos encontrará decididos y renovados para enfrentar todos los desafíos que se nos presenten por delante, para salir airosos en aras de cumplir todos nuestros objetivos.
¡Feliz año!