Premium

¿Tongo con ritmo de tango?

Avatar del Diana Acosta

Si los pocos delincuentes que tienen agarrados en Ecuador se les vuelan, menos aún van a traer del cogote a nadie.

Complicado entender que un sentenciado que ha estado en constante vigilancia de la Policía, de manera inadvertida, logre evadir los controles y escape; no a otro barrio o ciudad del Ecuador, sino a otro país.

Constituye una burla a la ciudadanía la satírica explicación peliculera de fuga de la exministra desde la embajada argentina en Quito, donde estaba guarecida, para librarse de la orden de detención que pesa en su contra por casos de corrupción sentenciados. Fantasioso pensar que se escabulló sin que nadie lo note, si hasta salió huyendo con el perro. Otro insulto a la inteligencia de los ecuatorianos.

Inaudito que la fuga acontezca desde la embajada de un gobierno afín al socialismo del siglo XXI, para mandarse a cambiar a otro de la misma línea y talla. Si la fugitiva no les cuenta que ya estaba a buen recaudo en la república llanera, aquí el Ejecutivo no se entera. ¡Vergüenza nacional!

Nefasto que la única respuesta por parte del Gobierno a semejante ofensa sea expulsar al embajador argentino, para que a paso seguido Argentina expulse al ecuatoriano y así empatar el partido; y aquí nada ha pasado.

Con este tipo de controles es imposible que la ciudadanía se sienta segura. Si gente que no es tan instruida en el arte del escapismo lo logra, ¿qué podemos pensar que harán los delincuentes en las cárceles, que son maestros en esos quehaceres?

‘Tarde piache’. El Ecuador, sus autoridades y representantes quedaron por el piso. Cualquiera nos irrespeta y hace lo que le venga en gana sin mayor consecuencia; mientras los pillos hacen fiesta y se fugan sin devolver un centavo de lo robado, ni pagar su deuda a la sociedad. ¿Y el procurador? Imperativo que el abogado del Estado aparezca a informarlos cuánto de lo robado ha recuperado.

Si los pocos delincuentes que tienen agarrados en Ecuador se les vuelan, menos aún van a traer del cogote a nadie. Lastimosamente, ya no tienen credibilidad.

El infame mensaje de impunidad que envía el presidente a la ciudadanía, a puertas de su juicio político, desliza la escalofriante teoría de ¿tongo con ritmo de tango?