Columnas

¡EmpIESSen ya!

Basta de arrastrar los pies, “el tiempo apremia, el futuro aguarda, el pasado acecha, pero el presente manda”. ¡Empiecen ya!

El IESS está al borde de la muerte y esto nos afecta directamente a los trabajadores que aportamos y a los jubilados que lo hicieron para tener una pensión digna.

Esta institución no es propiedad privada de los empleadores, ni del Estado, sin embargo, su directorio es presidido por el Ejecutivo, por lo que resulta imperativo que este entregue la solución o plan de remediación a sus problemas.

Primero, preséntennos el plan de pago de la deuda del Estado con el IESS, con su real valor e informando cómo y cuándo se la va a pagar. En una amigable entrevista, el presidente mencionó que podría utilizar para el efecto algunos activos del Estado, como reservas petroleras, mineras o de ciertas entidades. Todo lo dicho, para que se concrete, debe contar con la asignación presupuestaria pertinente.

Segundo, acabe con la corrupción enquistada en la seguridad social. Esto detendrá el despilfarro y mejorará las reservas de la entidad.

Tercero, deben implementarse el cobro ágil y eficiente de las deudas de los empleadores morosos. Son millones lo que deben y no les cobran. Inconcebible que uno de los más grandes deudores del IESS sea parte de su Directorio. Tienen jurisdicción coactiva ¡ejecútenla!

Cuarto, auditar sus inversiones y aplicar los correctivos necesarios para lograr que todo lo colocado sea efectuado con riesgo razonable y criterio crediticio.

Quinto, reestructurar el Biess, para que los recursos que administra sean manejados con prudencia financiera para entregar servicios y ofertas eficientes, logrando retornos aceptables.

Deben apurarse, el problema se agudiza con el paso de los días, sin considerar lo dispuesto en la resolución de la Corte Nacional de Justicia del 30 de junio, donde en un fallo de triple reiteración aclara que el cálculo para jubilarse no será el salario básico, sino lo ganado en el año y dividido para doce, con lo que muchos de los que no se jubilaban, por el efímero valor a percibir, ahora con certeza lo harán.

Basta de arrastrar los pies, “el tiempo apremia, el futuro aguarda, el pasado acecha, pero el presente manda”. ¡Empiecen ya!