Columnas

Cultura de la muerte

"Sin que les sea suficiente promover el asesinato, pretenden incorporar temas de género e identidad sexual"

El tema es claro, no podemos dejar que en el Ecuador un insignificante grupo de ciudadanos, sin aprobación ni respaldo popular, desacreditados, sin calidad moral ni intelectual, que ya no representan a nadie y que, en su mayoría están procesados por delitos, nos pretendan instalar la cultura de la muerte.

Han camuflado bajo un título encomiable un código que lo que justamente hace es atentar contra lo que debería defender y precautelar: la salud. Este trampantojo bautizado bajo el remoquete de Código Orgánico de Salud, ha sido aprobado por esta vergüenza de Asamblea, a pesar de estar plagado de inconstitucionalidades, como la de permitir el asesinato a un bebé en el vientre de su madre.

Es un crimen atentar contra la vida, que es el primero de los derechos humanos, y por ello, los que la defendemos, mientras redactábamos la Constitución de Montecristi logramos incorporar una frase que aquellos que lideraban antes y ahora la cultura de la muerte, pretendían eliminar. El artículo 45 de nuestra Carta Magna dice que “el Estado reconocerá y garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción”; en consecuencia, no puede una ley inferior irse en contra de dicho principio.

Sin que les sea suficiente promover el asesinato, pretenden incorporar temas de género e identidad sexual. Solo existen dos sexos, masculino y femenino, y cada uno está genéticamente definido, por lo que pretender amparar decisiones y preferencias muy personales bajo una norma legal, es realmente una mamarrachada. Este adefesio legal tiene una serie de barbaridades, sin sentido común, ni moral, por lo que el presidente tiene el deber de vetar ese nefasto proyecto de ley, ya que él representa a todos los ecuatorianos y no debe permitir que una minúscula pandilla que representa la cultura de la muerte se salga con la suya.

Debemos poner a esta Asamblea, que nadie aprueba, en una moratoria de actuación y aprobación de leyes, en vista de que durante su camino de salida nos pueden dejar repletos de leyes y normas impúdicas, inconstitucionales y desastrosas.