Xinjiang: la otra cara de la moneda

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Los hechos demuestran que el Gobierno de la región autónoma de Xinjiang ha tomado medidas efectivas para detener el extremismo terrorista.

China es un país multiétnico y unificado cuya Constitución recalca el respeto a los grupos étnicos, la libertad de religión, y prohíbe cualquier tipo de discriminación que afecte a los pueblos que conviven en su territorio con el objetivo de proteger a las regiones autónomas, incluida Xinjiang, que ha sido a lo largo de la historia un punto donde conviven varias etnias chinas que mancomunadamente han trabajado para el progreso y desarrollo de su región y del país en general.

Xinjiang, durante los últimos meses ha sido un blanco de acusaciones malintencionadas e infundadas que calumnian al Gobierno de la región autónoma como partícipe de violación de derechos humanos. Desde 1955, cuando fue nombrada región autónoma, ha evidenciado cambios abismales en cuanto al desarrollo económico, capacitación profesional y calidad de vida; estos logros forman parte de la lucha unida de todo el pueblo chino.

Los hechos demuestran que el Gobierno de la región autónoma de Xinjiang, en concordancia con la ley del país, ha tomado medidas efectivas para detener el extremismo terrorista y asegurar la vida de sus habitantes, protegiendo los derechos humanos como la vida, la salud y el desarrollo. Como resultado, durante 3 años se vive un ambiente libre de ataques terroristas, estable y en paz.

China no ha ocultado la realidad que vive este territorio, de hecho desde 2015 ha publicado 7 libros blancos sobre Xinjiang para responder de manera clara sobre cualquier aspecto correspondiente a la región.

Para combatir el extremismo terrorista se crearon centros de entrenamiento vocacional para reintegrar a la sociedad a aquellos que formaban parte de estos grupos violentos y que decidieron dar un paso al costado, obteniendo un decrecimiento de ataques violentos y mejorando sustancialmente la seguridad. Esta política ha sido reconocida universalmente como una contribución significativa a la lucha internacional contra el terrorismo y 25 millones de personas en la región, incluyendo grupos étnicos locales, han demostrado su apoyo a esta iniciativa.

Desde la Dinastía Han (202 a. c.-220 d. c.), la región Xinjiang ha sido una parte de China y las estadísticas confirman el constante progreso que ha vivido en los últimos 70 años; por ejemplo, la región crece económicamente un 8 % por año, el PIB per cápita pasó de 241 yuanes a cerca de los 45.000 yuanes en estos año; se mantiene un incremento promedio anual de 500.000 puestos de trabajo; el porcentaje de técnicos profesionales ha aumentado a 58,37 %, con cerca de 21.100 personas de minorías étnicas con títulos profesionales; el 70 % de los ingresos de impuestos del gobierno de Xinjiang se redireccionan a programas sociales como educación, empleo, salud y seguro social.

Por todo lo mencionado, sabemos que Xinjiang es una región con un futuro esplendoroso, que gracias a políticas tomadas se encuentra libre de ataques terroristas, y en donde los derechos humanos de su población han sido respetados.

Rechazamos cualquier declaración malintencionada que busca desprestigiar los esfuerzos mancomunados realizados por el pueblo chino y les damos la bienvenida a los ecuatorianos a visitar esta hermosa región, llena de virtudes naturales y culturales.