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Romper el círculo vicioso de la COVID-19 en EE. UU.

"Un conjunto de malos resultados lleva a que resulte extremadamente probable que los resultados siguientes sean peores"

Más allá de la comprensible emoción que trae la llegada de las primeras vacunas contra la COVID-19, el futuro inmediato sigue siendo traicionero. Estados Unidos podría estar al borde de un espantoso escenario en el cual los problemas actuales en cada una de cuatro áreas -salud pública, economía, política y comportamiento de los hogares- podrían empeorar la situación en las otras tres. El riesgo es que en las próximas semanas desencadenen un círculo vicioso que, de materializarse, podría devastar vidas y el sustento de muchas más personas. 

Afortunadamente, a través de acciones individuales y colectivas, EE. UU. tiene los medios para detener esas dinámicas y transformarlas en un círculo virtuoso. Para eso será necesario un conjunto de esfuerzos sostenidos, más que la simple repetición de medidas individuales. Esta triple preocupación -salud pública, economía y políticas económicas- a su vez alienta comportamientos problemáticos por parte de los hogares. No hay duda de que la incapacidad del gobierno para controlar una nueva ola de COVID-19 perjudicará aún más la confianza del público y socavará la adopción de pautas de comportamiento saludable. 

Las mayores restricciones inevitablemente se suman a presiones económicas en el corto plazo sobre muchos hogares; probablemente empeorarán el ánimo de los consumidores y privarán a la economía de un importante motor de crecimiento. Las demoras en las transferencias fiscales aumentan los riesgos para el consumo y la inversión en EE. UU., en un momento en que la economía mundial no está en condiciones de proporcionar soluciones. Cualquier desilusión en una de las cuatro áreas llevará a que las otras tres muestren resultados aún peores, es decir, un equilibrio múltiple desfavorable, lo que significa que un conjunto de malos resultados lleva a que resulte extremadamente probable que los resultados siguientes sean peores. 

La buena noticia es que esta dinámica se puede detener y convertir en un equilibrio múltiple favorable. Para ello se necesita: mejores análisis de detección por lotes para el virus, rastreos oportunos y el aislamiento selectivo de las personas contagiadas. También una economía que mejore la confianza de los consumidores e inversores, y limite su desconexión de los mercados financieros inflados y cada vez más especulativos; un enfoque más equilibrado para las políticas, que complemente las medidas de alivio tan necesarias con pasos para contrarrestar las crecientes presiones a la baja sobre las dinámicas de oferta y demanda. 

Esas medidas debieran incluir iniciativas para modernizar y aumentar la infraestructura, intensificar la adquisición de habilidades en la fuerza de trabajo, contrarrestar la concentración de empresas no competitivas, mejorar las redes de seguridad y ampliar otros mecanismos eficientes de redistribución. Finalmente, un comportamiento más responsable de los hogares, en especial, la adhesión estricta al distanciamiento social, lavado de manos y uso de tapabocas. 

Mientras contamos los días que faltan para la adopción generalizada de las vacunas, no podemos perder de vista el difícil camino que nos aguarda. Sin esfuerzos significativos y sostenidos para convertir un círculo vicioso en uno virtuoso, EE. UU. corre el riesgo sustancial e innecesario de más muertes y una recuperación parcial, lenta y poco inclusiva.

Mohamed A. El-Erian. Asesor económico en jefe de Allianz y presidente del Queens’ College de la U. de Cambridge. Fue presidente del Consejo para el Desarrollo Mundial del presidente Barack Obama.