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Marcel Fratzcher | Europa y China: unirse contra el asalto comercial de Trump

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Ceder ante Trump amenazaría los cimientos mismos de la prosperidad alemana, que depende de un comercio global abierto

La guerra comercial equivocada del presidente estadounidense Donald Trump contra el resto del mundo podría marcar el principio del fin de su dominio político y de su movimiento MAGA (Hagamos a Estados Unidos grande otra vez”), pero solo si Alemania y Europa pueden coordinar una respuesta internacional contundente. 

El mayor error de la Comisión Europea y del gobierno alemán saliente fue dar señales de estar dispuestos a ceder a las exigencias de Trump, convirtiendo potencialmente su torpeza económica en victoria política. Apaciguar a Trump acelerará el colapso del sistema multilateral de comercio y socavará más la gobernanza democrática en todo el mundo. 

La respuesta de la UE será fundamental para determinar si prevalecerá la administración Trump (decidida a desmantelar el orden comercial multilateral) o China (que trata de preservarlo). Los líderes europeos enfrentan una elección clara: defender el multilateralismo y alinearse con China o ponerse del lado de EE.UU. No hay tercera opción. 

Alemania y Europa no pueden permanecer neutrales en el conflicto. Ceder a demandas de Trump y buscar un acuerdo comercial bilateral equivaldría a respaldar el fin del multilateralismo. El que la UE siga sin oponerse a las políticas de Trump refleja miopía e ingenuidad política escandalosas. Si bien es probable que el impacto económico directo de los aranceles de Trump en Europa sea limitado, las consecuencias a largo plazo -en especial para el modelo económico de Alemania, impulsado por exportaciones- podrían ser nefastas. 

Ceder ante Trump amenazaría los cimientos de la prosperidad alemana, que depende más que la de cualquier otro país europeo del comercio global abierto. ¿Cómo deberían responder entonces a los aranceles de Trump? El gobierno alemán entrante -junto con Francia, Reino Unido y otros socios europeos- debe defender el multilateralismo alineándose con China e imponiendo aranceles recíprocos a productos estadounidenses. 

En negociaciones futuras con EE.UU., los líderes europeos deben exigir un compromiso renovado con el multilateralismo como base del sistema de comercio global, lo que incluye reducir aranceles y otras barreras comerciales a niveles anteriores a la crisis, y revitalizar instituciones multilaterales como la OMC, pero también la OEA, el FMI, BM, e impulsar una competencia leal y reglas comunes, en especial en la regulación de los gigantes tecnológicos con sede en EE.UU. 

La reciente sentencia de un tribunal estadounidense según la cual Google ha creado un monopolio ilegal en el sector de las búsquedas subraya la urgencia de la cuestión. Reactivar el multilateralismo también requerirá concesiones y reformas significativas por parte de China, la UE y Alemania para ayudar a corregir los desequilibrios globales. 

Dado que abordar las distorsiones podría ofrecer beneficios considerables a empresas estadounidenses, hay buenas razones para creer que un acuerdo comercial equilibrado de este tipo podría resultarle atractivo a Trump y alentarlo a cambiar de rumbo. 

Pese a sus costos económicos, la guerra arancelaria global de Trump ofrece a Europa la oportunidad de establecerse como mediadora y defensora del multilateralismo en un mundo cada vez más multipolar. 

Ya es hora de que Europa defienda sus valores y coordine una respuesta unificada con socios como China, Canadá, México, el Reino Unido y Japón. Al provocar un enfrentamiento con todas las principales economías del mundo a la vez, Trump cometió un error de cálculo estratégico.

Contraatacar puede costarle caro a Europa en el corto plazo, pero permitir que Trump prevalezca y desmantele el sistema multilateral de comercio sería más perjudicial para la economía de la UE y para la democracia.