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Bartosz Rydlinski: Qué significan las elecciones alemanas para izquierda occidental

En lugar de ganarse a los votantes, su estrategia en materia de migración y seguridad reforzó la postura antiinmigratoria

Los socialdemócratas alemanes son uno de los partidos políticos más antiguos de Occidente, con un legado de defensa de la democracia parlamentaria, oposición al nazismo y liderazgo de la modernización de la Alemania de posguerra. Además de numerosas y notables reformas laborales, económicas y de derechos humanos, la Ostpolitik del exlíder del SPD y canciller de Alemania occidental Willy Brandt en los años 1970 sentó las bases para la reunificación de Alemania en 1990. Pero el SPD de hoy es una sombra de lo que fue: solo obtuvo 16,4 % de los votos en las elecciones federales, detrás del bloque de Unión Demócrata Cristiana /Unión Social Cristiana (CDU/CSU) y del ultraderechista Alternative für Deutschland (AfD). El apoyo al SPD empezó a caer a finales de los años 2000. El proyecto neoliberal de Schröder, que pretendía reactivar una economía alemana estancada desregulando el mercado laboral y reduciendo las prestaciones sociales, enfrentó al SPD con su base obrera, organizada en sindicatos poderosos. También llevó al carismático ministro de Finanzas y exlíder del partido Oskar Lafontaine a desertar hacia una alianza de izquierda, llevándose consigo a la facción socialista del SPD. Cuando Merkel se retiró en 2021, el SPD ganó las elecciones de ese año con un cuarto de los votos alemanes. Pero el líder del SPD y canciller alemán Olaf Scholz tuvo que formar una “coalición semáforo” (por los colores de los partidos) con los Verdes y los Demócratas Libres, liberales y orientados al mercado. En el periodo previo a las elecciones recientes, ni Scholz ni su partido parecieron calibrar con precisión las principales preocupaciones de los votantes alemanes. Según la encuesta ARD-DeutschlandTREND de Infratest dimap, el 37 % de los alemanes considera que la inmigración es el problema más importante al que se enfrenta el país -una cuestión sobre la que el SPD se ha mostrado ambivalente e indeciso-. La segunda cuestión más importante para los votantes, según la encuesta de Infratest dimap, es la economía. Esta se contrajo por segundo año consecutivo en 2024, la cantidad de desempleados aumenta, la industria recorta puestos de trabajo y la confianza de los consumidores se ha hundido. El hecho de que esto ocurriera bajo el mandato de Scholz socavó su imagen. También se quedó corto en otros ámbitos. El tan anunciado punto de inflexión (Zeitenwende) en política exterior y seguridad nacional tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, no se materializó. Apenas se cumplió el objetivo del 2 % de gasto en defensa de la OTAN y no honró sus compromisos con Ucrania. El desastre electoral del SPD recuerda a la derrota de los demócratas en las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2024. Ambos partidos fracasaron a la hora de formular una respuesta eficaz a las preocupaciones sobre migración, ganarse a los votantes de la clase trabajadora y adoptar reformas económicas progresistas de relevancia. Optaron por hacer hincapié en el liberalismo cultural, que apelaba a los ganadores de la globalización: gente que no teme por su futuro. El miedo a quedarse atrás económica y socialmente demostró ser un combustible potente para Donald Trump y AfD. Mientras los socialdemócratas no aborden este miedo, la extrema derecha seguirá explotándolo. Si los partidos de centroizquierda quieren recuperar relevancia deben afrontar y analizar sus fracasos electorales y la caída de su apoyo, al tiempo que encuentran nuevas formas de abrirse camino entre los trabajadores para protegerlos de los efectos de la desindustrialización, la automatización y la inteligencia artificial.