Claudia Tobar Cordovez | Tiroteos escolares

Este fenómeno tiene múltiples causas. Entre las principales está el fácil acceso a armas de fuego
En 2025, según Education Week, ocurrieron al menos ocho tiroteos con heridos o víctimas fatales únicamente en escuelas en Estados Unidos. Escuchar noticias sobre tiroteos o asesinatos siempre es duro, pero enterarse de un tiroteo escolar resulta escalofriante. La realidad es que Estados Unidos es escenario de cientos de ataques armados en los que niños son víctimas durante el horario escolar. Lo más inquietante es que, en otros países europeos, asiáticos o latinoamericanos, donde también existen problemas de violencia juvenil, no se registran cifras comparables de tiroteos escolares.
Este fenómeno tiene múltiples causas. Entre las principales está el fácil acceso a armas de fuego que tienen tanto los menores como los adultos perpetradores. Según un estudio del National Center for Education Statistics (NCES), entre 2000 y 2021 la mayoría de los autores de tiroteos en escuelas fueron jóvenes menores de 18 años. Estos adolescentes adquirieron las armas legalmente en un almacén o tuvieron acceso a ellas en sus hogares. Los motivos de estos eventos varían, pero con frecuencia se trata de menores que fueron víctimas de acoso escolar o de traumas infantiles. Lo más alarmante es que, en muchos casos, los familiares reconocieron que había señales claras de planificación o verbalizaciones de odio por parte de los futuros agresores.
Otro factor que motiva estos crímenes es la atención mediática que reciben. Durante algunos días, los perpetradores se convierten en el centro de la cobertura noticiosa, y muchos buscan precisamente esa fama y visibilidad. Cuando los medios transmiten constantemente que la violencia es un mecanismo de resolución de conflictos en lugar del diálogo, algunos individuos tienden a replicar estas prácticas, viendo en la violencia una vía para llamar la atención o expresar su frustración.
Como madre, no puedo imaginar el dolor de quienes temen por la vida de sus hijos al enviarlos a la escuela. Deben tomarse medidas preventivas urgentes para atender estos casos: tragedias sin nombre que deberían quedar en la historia como actos erradicados de nuestra sociedad.