Claudia Tobar: Prisioneros del pasado
Cuántas de estas preconcepciones aún guían nuestra toma de decisiones
Cuando los ingenieros aeroespaciales diseñan las naves que irán al espacio seguramente no están pensando en cuanto miden dos caballos romanos juntos tirando de una carroza, ¿o sí? Resulta que, aunque nos creamos muy innovadores, estamos más atados al pasado de lo que pensamos.
Cuando se construyó la primera línea férrea en Inglaterra se adoptó como medida estándar 1.435 metros, la distancia necesaria para que dos caballos pudieran tirar de una carroza. Con el tiempo esa trocha se volvió universal. Años después, cuando Estados Unidos creó su propia red ferroviaria, simplemente replicó la misma medida. Los trenes evolucionaron, se hicieron más grandes y veloces, pero los rieles siguieron igual.
Décadas más tarde, cuando la NASA necesitó transportar los aceleradores de combustible sólido desde Utah hasta Florida, tuvo que usar ese mismo ancho porque debían viajar por las vías existentes. Así, incluso para llegar al espacio seguimos dependiendo de una medida heredada de la antigüedad. Jeremy Gutsche lo resume bien: “Todos quieren lograr la innovación, pero no todos se atreven a salirse del camino establecido.”
Otro ejemplo es el teclado QWERTY, que todos usamos hoy en computadoras y teléfonos. No fue diseñado para ser eficiente. Fue diseñado con la idea de que los teclados mecánicos se trababan, y el inventor puso las teclas más usadas lo más lejos posible unas de otras para que no se atasquen. Hoy, con los teclados digitales, ese problema no existe, pero seguimos usando la misma lógica. Estamos muy atados a ideas preconcebidas del pasado que quizás ya no son relevantes. Cuántas de estas preconcepciones aún guían nuestra toma de decisiones y nos condenan a repetir muchos de los errores del pasado sin cuestionarlos, como si fuera la única manera de hacerlo. Cuántas de las reglas que usamos ya son absolutamente obsoletas. Pensar en estos ejemplos, y en muchos otros, nos invita a ser más eficientes e innovadores frente a problemas reales, y no a herencias históricas que son irrelevantes hoy en día.