Claudia Tobar: Los datos demuestran lo contrario

Estos y otros sesgos nos demuestran que a veces solo necesitamos un poco más de perspectiva sobre el mundo
Optimismo basado en hechos. Así describe Hans Rosling, autor del libro Factfulness, la situación en la que vivimos actualmente. Este libro presenta un panorama esperanzador sobre el mundo, pero no basado en percepciones, sino en datos. Si observamos solo los hechos, la situación global goza de las mejores condiciones en la historia.
La pobreza extrema se ha reducido drásticamente: del 85 % de la población mundial en 1800 a menos del 9 % en 2024. Tenemos más educación que nunca; en 1950 solo una de cada cinco personas sabía leer y escribir, mientras que hoy la tasa de alfabetización supera el 87 %. En 1960 moría uno de cada cinco niños antes de cumplir cinco años; hoy, menos de uno de cada 20. En 1990 solo 71 % de la población mundial tenía acceso a electricidad; actualmente, más de 91 % la tiene, y 74 % del mundo cuenta con acceso a agua potable segura. Estos son solo algunos de los cientos de datos que demuestran el inmenso avance de nuestra sociedad.
¿Por qué, entonces, seguimos siendo tan fatalistas y pesimistas frente a la realidad? Rosling lo explica a través de varios fenómenos. 1. El instinto de la brecha: pensar que todo es blanco o negro. El mejor ejemplo es cómo seguimos clasificando al mundo entre países desarrollados y subdesarrollados, cuando en realidad 75 % de la población vive en países de ingresos medios. 2. El fatalismo mediático: los medios amplifican las noticias negativas, alimentando nuestro sesgo de confirmación y la sensación de que todo está peor. 3. El instinto de la culpa: para mantener una falsa sensación de control, buscamos culpables únicos para problemas que en realidad tienen múltiples causas.
Estos y otros sesgos nos demuestran que a veces solo necesitamos un poco más de perspectiva sobre el mundo. Debemos reconocer que existen muchos motivos para celebrar los avances que hemos logrado como especie. “Ser un optimista informado no significa pensar que todo está bien, sino tener una visión del mundo basada en la realidad y no en el miedo”. Hans Rosling