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Crimen y error

Avatar del César Febres-Cordero Loyola

Esas miradas se han convertido en voluntades políticas que se han fundido con la tenaz resistencia en el frente de combate y le han planteado a Vladímir Putin una guerra más grande de la que esperaba. 

El mundo que tantas veces olvida las guerras y desprecia a sus víctimas hoy pone sus ojos en la heroica defensa del pueblo ucraniano. Esas miradas se han convertido en voluntades políticas que se han fundido con la tenaz resistencia en el frente de combate y le han planteado a Vladímir Putin una guerra más grande de la que esperaba.

Y es que no hay otra manera de entender la lógica detrás de esta guerra de agresión. Si las fuerzas rusas lograban marchar rápidamente por Ucrania encontrando poca resistencia y el gobierno de Volodímir Zelenski colapsaba, es fácil imaginarse una tímida reacción occidental parecida a las que se dieron luego de la invasión a Georgia en el 2008 o la anexión de Crimea en el 2014. Ante un ‘fait accompli’, Occidente hubiera encontrado difícil justificar una guerra económica y las diversas fuerzas políticas no habrían desaprovechado la oportunidad de atacar a sus gobiernos, sobre todo cuando Francia y Estados Unidos van a las urnas este año.

Pero ahora vemos cómo Putin subestimó a sus oponentes. Si buscaba una rendición rápida y un cambio de gobierno, fracasó chocándose con la firme oposición de la población ucraniana, incluso en ciudades de mayoría rusófona, como Járkov. Todavía peor para sus intereses, ha logrado antagonizar a todo el país como nunca. Por otro lado, si su intención era hacer retroceder a la OTAN, su objetivo también terminó frustrado. Finlandia y Suecia consideran su ingreso a la alianza atlántica y se mantienen resueltas ante las amenazas de Moscú.

Finalmente, si los intereses eran económicos, habían vías pacificas para Rusia, que ahora pierde incluso a una Alemania que antes se entregaba confiada a la dependencia del gas ruso. Y encima de eso, las sanciones que hoy sufren llegan a niveles que muchos dudaron en llegar a ver incluso durante los primeros días de la guerra.

Vladímir Putin se equivocó. Su agresión criminal le está saliendo cara, porque Ucrania se mantuvo firme y esta vez el mundo decidió ver y actuar. Ojalá los ojos del mundo no se llenen de sangre y nos lleven a una escalada innecesaria, ni tampoco sigan cerrándose ante tantos otros crímenes que siguen impunes entre las naciones.