Premium

Lo único que le daría paz al Ecuador

Avatar del Carlos Andrés Vera

Una vez más, esa oportunidad se ha perdido.

Esta es probablemente la columna más corta que escriba en el diario. No siempre las opiniones en este tipo de espacios requieren muchas líneas para desarrollarse. De hecho, lo escrito hasta aquí es tan solo relleno. Vamos a lo de fondo.

El Estado ecuatoriano necesita destinar unos 3.000 millones al campo en un lapso de tres o cuatro años. Un “plan Marshall” para el sector más olvidado del país, el de aquellos que pagan con mayor dureza los platos rotos de malos liderazgos sociales y políticos. Sería una inversión histórica y extraordinaria, pero justa y necesaria. Considere el lector que después del terremoto de Esmeraldas y Manabí se recaudaron unos 3500 millones para esas provincias. La inversión no está a la vista. ¿Se la robaron? Ese monto bien invertido, era suficiente para que Esmeraldas y Manabí se convirtieran en algo más parecido a Dubái que al Ecuador.

Volviendo al campo, 3000 millones correctamente invertidos en las provincias y los sectores más pobres del país, generarían un boom de bienestar y empelo sin precedentes. Se construirían vías, hospitales, escuelas. Se entregarían créditos, se capacitaría a los campesinos, se les entregarían insumos y herramientas que les permitan no solo subsistir dignamente sino progresar en el tiempo. Se frenarían migraciones masivas a las ciudades y se fortalecería la agricultura.

Como consecuencia, se desactivaría de inmediato la amenaza populista que desde siempre nos tiene al borde del abismo. Los politiqueros (dirigentes o funcionarios) necesitan pobres para que sus discursos de odio y demagogia tengan acogida. A este autor, le resulta simplemente inexplicable que el gobierno actual nunca haya entendido que su supervivencia no dependía tanto de su gestión política como de su capacidad para generar bienestar en la gente, sobre todo en los más vulnerables.

Una vez más, esa oportunidad se ha perdido.